Era el año 1991 y faltaban pocos meses para el verano. "Entraba en la estación del Clínic y, de golpe, veo a una chica que viene corriendo desde la otra punta del andén y se tira de cabeza contra el cristal, contra nosotros". Lo que no sabía Javier García (Barcelona, 1970) era que, después de aquella primera experiencia con un suicidio como conductor del metro de Barcelona, vendrían siete más, uno tras otro y repartidos en el tiempo.

Cuando era pequeño, entrar en una cabina de conducción era como entrar en una nave especial, explica Javier, que sentía el oficio de motorista como una pasión. "Tenía muy claro que mi posición dentro de la compañía era trabajando con trenes y no en estaciones". Una afición que le venía de su padre, que también trabajaba en el metro siendo instructor y como inspector o jefe local.

Javier: "Al primer día de reincorporarme de la baja del séptimo suicidio, al cabo de 10 minutos de coger el tren, me encuentro con el octavo y último caso"


Javier ha estado por todas las líneas del metro y ha sido capaz de reincorporarse como conductor después de siete episodios de suicidios vividos delante de sus ojos. El octavo, sin embargo, fue el definitivo. "Los dos últimos me han dejado tocado hasta el extremo de no volver a coger un tren". El veterano conductor de TMB reconoce que le habría gustado conocer a los familiares de las víctimas que atropelló el tren que conducía, y como el sentimiento de la impotencia te marca cuando vives hasta ocho casos de suicidio.

Javier: "Cuando te encuentras con un suicidio, te marca mucho la impotencia de no poder parar el tren"

En 2013, al presenciar el último suicidio, Javier estuvo de baja 17 meses. Un año y medio prácticamente, tiempo que, con 43 años, el conductor se encontraba sin trabajo, "y no por culpa mía". Después de una discusión familiar, explica: "Fui a hacer una locura, que, al venirme a la cabeza la imagen de mi hija, retrocedí".

Actualmente sigue vinculado a TMB, en el departamento de prevención de riesgos laborales, donde con un equipo de ocho compañeros se dedican a hacer controles de alcoholemia y de drogas a todo el personal de la compañía.


¿Qué hacen los conductores cuando se produce un suicidio en el metro?

Existe un protocolo en el que se especifica cómo se tiene que actuar, "desde el motorista hasta todo el personal de la estación", explica el conductor, que afirma: "Desgraciadamente, a lo largo de su trayectoria, este personal por narices se cruzará con algún caso de suicidio".

Como conductor, Javier explica como al atropellar a alguien, lo que se tiene que hacer es parar el tren y casi siempre quedan dos o tres vagones dentro del túnel. "El protocolo es velar por la seguridad de todos los pasajeros, primero hay que quitar la corriente, avisar a la estación y abrir las puertas de forma manual para desalojar el tren", relata.

"Cuando te encuentras con un suicidio, automáticamente te relevan del servicio, te envían a casa y te hacen ir al servicio médico". En la época que los sufrió Javier, no existía el servicio psicológico. Ahora, TMB lo tiene incorporado para hacer el acompañamiento con los conductores que les toca vivir estos trágicos episodios.

¿Y cuándo te sientes preparado para reincorporarte? "Siempre he pensado que uno se tiene que incorporar al puesto de trabajo lo antes posible para hacer frente a este miedo, para plantarle cara. Yo lo he conseguido, pero hay compañeros que no". El motorista reconoce que algunos de sus compañeros se han encontrado con un caso de suicidio y ya no han vuelto a coger nunca más el tren.

Tatuajes que ilustran la tragedia

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Tatuajes que le recuerdan a Javier los trágicos episodios que vivió

Javier nos explica que le gusta tatuarse aquellos hechos que más lo han marcado a lo largo de la vida. En la pierna lleva tatuada una fotografía de su hija y en el brazo derecho, una ilustración que le recuerda unos episodios que no habría querido vivir nunca. "En el codo tengo dibujado una calavera que representa la muerte, con una ciudad como si fuera Barcelona y el tren que llevaba aquel día, que era el número 13". Más abajo muestra un cementerio con una bola de billar que es la 8, que "refleja a las ocho víctimas que han caído en mis manos".

A raíz de esta experiencia, Javier trabaja y ofrece apoyo, junto con una psicóloga clínica —de forma voluntaria—, a personas que les ha pasado por la cabeza la idea de quitarse la vida. "Cuando alguien le ronda por la cabeza la idea del suicidio, es que hay un problema detrás, y el problema se tiene que hablar con el entorno y solucionar". Un testimonio valiente y solidario, comprometido en ayudar a aquellas personas que pueden haber vivido situaciones y sentimientos similares a los suyos, y que les permite encontrar herramientas y recursos para seguir adelante.

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7 intentos de autolesiones en lo que llevamos de año

La frecuencia de incidentes por entrada voluntaria de personas en la zona de vías con finalidad de autólisis —según la valoración de los especialistas de Metro—, es muy baja en relación con el volumen de pasaje, apuntan desde Transports Metropolitans de Barcelona (TMB). En 2020, se registraron un total de 12 casos y en lo que llevamos de año, 7. Según las mismas fuentes, 8 de los intentos que se produjeron en 2020 y 5 de los de 2021, quedaron en tentativas.

"Somos conscientes del grave problema de salud pública que representan los suicidios en el conjunto del país, y del impacto que los atropellos producen en el servicio y en el personal de conducción de trenes", apuntan desde TMB, conocedores de los casos que se producen. La compañía en transportes dispone de un procedimiento de atención especializada, aunque apuntan que "la experiencia de Javier dista mucho de ser común en el conjunto de la plantilla".

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Javier García, exconductor del metro, en un momento de la conversación

12 personas se intentaron suicidar en el metro de Barcelona en 2020: 8 fueron tentativas, 4 murieron

Ante estos incidentes, TMB tiene activado desde el 2016 un acuerdo con la Unidad de Trauma, Crisis y Conflictos de Barcelona (UTCCB), de la Universitat Autònoma de Barcelona, con el fin de orientar y asistir de forma especializada a la plantilla que se puede encontrar con situaciones traumáticas, la gran mayoría, atropellos derivados de acciones voluntarias. Una asistencia que se presta en colaboración con el mismo servicio médico de TMB, que consiste en sesiones presenciales de trabajo psicológico, junto con un seguimiento telefónico por parte del equipo de intervención.

En función de cada caso y de las correspondientes valoraciones de los psicólogos, así como de la evolución del trabajador, se justifican unos días de ausencia laboral hasta que el afectado se encuentra en condiciones de volver al trabajo. Una ayuda esencial para tratar casos como el de Javier, que ha resultado ser víctima colateral en ocho situaciones diferentes que se podrían haber evitado.