Un estudio coordinado por investigadores de la UAB y de la Universidad del Ruhr en Bochum (Alemania) ha descrito por primera vez las señales electrofisiológicas del cerebro humano que están asociados al olvido de los recuerdos negativos o desagradables. Los investigadores han utilizado la técnica Análisis de Similitud Representacional' (RSA, por sus siglas en inglés), que proporciona información sobre como|cómo las regiones cerebrales representan la información. El investigador del Departamento de Psicología Básica, Evolutiva y de la Educación de la UAB y primer autor del artículo, Daniel Pacheco-Estefan, ha afirmado que así "se superan los enfoques tradicionales basados únicamente en la activación cerebral". Un experimento con ratones ha revelado una relación entre determinadas oscilaciones de las señales registradas en las regiones cerebrales de la amígdala y del hipocampo con el aprendizaje y la extinción de recuerdos de respuesta al miedo. Ahora, gracias a la investigación publicada en la revista Nature Human Behavior se ha confirmado la relación con el cerebro humano. Los investigadores aseguran que esto abre la puerta a mejorar las terapias contra el estrés postraumático y la ansiedad.

Recuerdos asociativos

El estudio ha realizado una caracterización detallada de las representaciones neuronales que participan en la formación y extinción de los recuerdos asociativos. Para conseguirla, los investigadores utilizaron un diseño experimental innovador en el que se incluyó múltiples señales y contextos en cada fase del experimento: adquisición del recuerdo, extinción del recuerdo y prueba. Eso permitió estudiar las representaciones subyacentes al condicionamiento clásico en humanos y validar en humanos aquello que hasta ahora solo se había observado en estudios con ratones.

El análisis se ha hecho con 49 pacientes epilépticos que ya tenían implantados electrodos en el área cerebral relacionado con los recuerdos de miedo y con su extinción. Para el experimento, se les mostró diferentes imágenes neutras, como un secador de pelo, un ventilador y una tostada, y algunas se asociaban con un sonido desagradable, mientras se registraba la actividad cerebral que se mostraba. Más adelante, se repetía el mismo procedimiento, pero sin relacionar las imágenes con el estímulo desagradable, con el fin de provocar la extinción del recuerdo negativo. Precisamente, en esta segunda fase, los investigadores observaron un aumento de la actividad theta —un tipo de señal oscilatoria emitida por la actividad eléctrica del cerebro— en la amígdala cuando se presentaban estímulos desagradables no condicionados, hecho que sugiere una señal de seguridad. En este procedimiento también detectaron más parecido entre diferentes presentaciones de los estímulos que habían sido asociados a sonidos desagradables.

Así pues, el estudio demuestra que la desaparición de recuerdos depende en gran manera del contexto en el que se produce. La recuperación de los recuerdos de miedo es más probable que la de los recuerdos de seguridad cuando las representaciones de los contextos de extinción son más pronunciadas y específicas durante la extinción. Daniel Pacheco-Estefan, asegura que este hallazgo "tiene implicaciones relevantes para comprender por qué regresan los recuerdos por miedo que ya se han extinguido, una vez los pacientes están fuera del contexto terapéutico".