La irrupción de la inteligencia artificial generativa ha comenzado a transformar de forma profunda la rutina de millones de profesionales en todo el mundo. Tareas que antes requerían horas de lectura, redacción o búsqueda de información pueden resolverse ahora en minutos gracias a asistentes capaces de comprender instrucciones sencillas en lenguaje natural. Elaborar una propuesta, resumir un informe o preparar una presentación son solo algunos ejemplos de procesos que esta tecnología está simplificando y agilizando, liberando tiempo para que los trabajadores puedan concentrarse en la innovación, la creatividad y la toma de decisiones.
Este fenómeno ya no pertenece únicamente al ámbito tecnológico o a las grandes corporaciones. Según el último Work Trend Index de Microsoft, tres de cada cuatro trabajadores del conocimiento utilizan de alguna manera la IA en su día a día. Y España se ha situado a la cabeza en adopción: “Estamos a la vanguardia en la incorporación de la IA generativa. Un estudio elaborado por LinkedIn nos posiciona como el cuarto país europeo y el noveno del mundo en su adopción”, explica Antonio Cruz, director de Modern Workplace de Microsoft España. La fotografía es clara: bancos, aseguradoras, empresas tecnológicas, instituciones públicas y corporaciones multisectoriales están integrando estas herramientas como parte de su operativa habitual.
El motor de la transformación
El motor de esta transformación reside en los modelos de lenguaje de gran tamaño (Large Language Models o LLM), sistemas capaces de comunicarse con lenguaje natural. “La IA generativa está democratizando cómo nos relacionamos con la tecnología porque interactuar con ella es trivial para casi cualquier persona”, señala Guillermo Lorbada, experto en inteligencia artificial y Gerente de Nuevas formas de trabajo en Repsol. Ya sea escribiendo una pregunta en un chat o formulándola por voz, el usuario obtiene respuestas coherentes basadas en cálculos estadísticos realizados a partir de cantidades masivas de información.
Sistemas muy accesibles
La accesibilidad de estos sistemas explica su rápida expansión. La consultora IDC estima que el 62% de las grandes empresas españolas emplean actualmente la inteligencia artificial y que otro 25% planea implementarla en los próximos dos años. No se trata, además, de un fenómeno coyuntural. Los proyectos existentes registran un retorno de inversión superior al 280%, con mejoras directas en eficiencia y productividad. En un mercado global cada vez más orientado a la innovación, no adoptar estas herramientas supone un riesgo real de pérdida de competitividad.
Sin embargo, los expertos coinciden en que la clave no es sustituir el talento humano, sino potenciarlo. La IA actúa como un copiloto que asiste al trabajador en tareas repetitivas o mecánicas, permitiéndole dedicar más tiempo a actividades de valor añadido. Para que este potencial se materialice, la formación desempeña un papel fundamental. “Con la IA, la calidad de la respuesta depende de la calidad de la pregunta. No se trata solo de dar instrucciones, sino de dialogar hasta depurar la respuesta óptima”, apunta Cruz. En otras palabras, el valor está tanto en tener acceso a la tecnología como en saber utilizarla.
Ese enfoque es el que guía a compañías como Repsol, que combina la implantación de nuevas herramientas con un esfuerzo paralelo en capacitación. “Recalcamos en la formación que las personas somos responsables del contenido generado. La IA nos ayuda como copiloto, pero los pilotos seguimos siendo nosotros”, recuerda Lorbada. La empresa considera la inteligencia artificial una palanca clave de su transformación digital desde 2017 y, con la llegada de la IA generativa, creó un Centro de Competencia específico para impulsar su uso de manera estructurada y responsable.

En 2023, Repsol puso en marcha un proyecto pionero con Microsoft 365 Copilot, el asistente inteligente que integra herramientas como Word, Excel o Teams con los datos corporativos y la información disponible en internet. Seiscientos empleados participaron en una fase de pruebas de cuatro meses, tras recibir formación específica. Durante ese periodo, utilizaron la herramienta para comparar propuestas de proveedores, preparar presentaciones complejas o gestionar documentación. Los resultados, publicados por MIT Technology Review, destacaron que, tras una curva de aprendizaje de apenas once semanas, incluso quienes nunca habían trabajado con IA percibieron mejoras tangibles en su eficiencia y en la calidad de sus entregables.
Desmontando mitos sobre la IA
Testimonios como el de Piedad Rodríguez, con casi tres décadas en la compañía, desmontan la idea de que se trata de tecnología reservada a perfiles jóvenes o expertos: “Pensaba que era algo para otra generación, pero nada más lejos de la realidad”. Para Álvaro Guerrero, participante del proyecto Voz de Cliente, “la forma de interactuar es muy humana, muy intuitiva. El reto está en saber darle los prompts adecuados. Cuando le coges el truco, todo fluye”.
La dimensión ética también es esencial. “El empleo de esta tecnología debe responder a principios responsables que aseguren que la IA se basa en información fidedigna y criterios transparentes, evitando sesgos en las soluciones que propone”, concluye Lorbada. Por ello, la formación en Repsol incorpora pautas específicas sobre uso responsable, integrándolo no solo como cumplimiento normativo, sino como parte de su compromiso corporativo.
La IA generativa avanza con rapidez, pero su impacto real depende de cómo se implemente. Las organizaciones que combinen tecnología, personas y criterio marcarán el ritmo de la próxima década laboral. Repsol, Microsoft y muchas otras empresas españolas ya están recorriendo ese camino.