Por si los Juegos Mediterráneos no estuvieran protagonizando ya suficientes polémicas con pocos días de vida, esta mañana aún se ha sumado otra: la huelga de árbitros de lucha internacionales. Denuncian que no se les han pagado las dietas de alojamiento y comida que se habían acordado.

A pesar de no haber cobrado, los jueces decidieron realizar su trabajo el primer día de competición, pero hoy se han plantado. Esto ha provocado que la competición incluso haya llegado a detenerse completamente en algún momento. En otros, sólo funcionaba una de las dos pistas habilitadas para las luchas en el Pabellón de Vila-seca. La situación se ha traducido en un retraso considerable en el programa previsto.

En declaraciones a TV3, la árbitra Edith Doja denunciaba un abandono por parte de la organización, ya que desde que llegaron a Tarragona, hace cinco días, "nadie nos ha tenido en consideración". La mujer se ha mostrado preocupada porque ya se ha celebrado más de la mitad de la competición y no reciben ninguna respuesta ni información sobre las dietas.

Por ahora, los árbitros se están haciendo cargo de los gastos con dinero de su bolsillo, unos 60 euros al día, con la esperanza de que se les acabará abonando. La organización de los Juegos asegura que se trata de un "malentendido" que intentarán resolver lo antes posible.

El problema sería debido a un cambio de criterios sobre los responsables de estos gastos. En todas las ediciones anteriores, el Comité Organizador era quien se había hecho cargo de pagar las dietas a los árbitros. En el caso de Tarragona, sin embargo, se decidió que fuera el comité olímpico de cada país que pagara a sus árbitros. En teoría, se había informado de esta decisión a todos los países, pero alguna cosa ha fallado, dejando en la estacada a varios árbitros.

Cadena de despropósitos

Sea como sea, la huelga se suma a la lista de despropósitos en torno a los Juegos Mediterráneos que estos días están llenando titulares. El más grave de todos ha sido el atropello de un niño de cinco años con un coche oficial de los Juegos. El conductor, que triplicaba la tasa de alcoholemia, huyó, pero el logotipo de los Juegos y los testigos permitieron identificar el vehículo.

Los Juegos también han dejado escenas entre ridículas y lamentables. Un "error de protocolo" hizo que este lunes no sonara La Marsellesa a la hora de entregar medallas y el público francés tuvo que solucionarlo improvisando su himno. La siguiente ha sido esta misma mañana, cuando las nadadoras de los 400 metros libres han tenido que ponerse las medallas entre ellas a falta de autoridades.