El Ministerio de Educación ha propuesto una selectividad diferente, que incluye menos exámenes y una prueba de madurez. Así consta en el documento que la ministra Pilar Alegría ha presentado a los consejeros autonómicos este miércoles, que añade que la nueva EBAU o prueba de acceso a la universidad estaría completamente implantada el curso 2026/2027. Alegría justifica estos cambios porque la implementación efectiva del aprendizaje competencial que plantean los nuevos currículums de la ley educativa LOMLOE tiene que tener un reflejo en el modelo de selectividad, de manera que es imprescindible replantear la estructura de la prueba.

La ministra de Educación pretende que el cambio de modelo se haga de manera "progresiva y gradual" para favorecer la adaptación del alumnado y del profesorado "con las debidas garantías". Es por eso que sugiere que el modelo actual se mantenga tres años en "tráfico", hasta que entre en vigor el definitivo. En este periodo, los alumnos harían cuatro ejercicios con la misma ponderación cada uno (25%): un específico sobre la modalidad obligatoria escogida, dos de materias comunes (Historia de la Filosofía e Historia de España) y un cuarto ejercicio de carácter general en el cual se valoren las aptitudes asociadas al ámbito lingüístico y evalúe la madurez académica del alumnado.

El nuevo ejercicio de madurez

Será a partir del cuarto año, el curso 2026/2027, cuando el mencionado ejercicio general de madurez pase a suponer un 75% de la nota. Así sustituirá completamente los ejercicios de las materias comunes, "ya que se construirá sobre las competencias específicas de todas ellas". Se mantendrá el ejercicio específico de modalidad, con un peso del 25%. Es decir, el alumnado ya solo realizará dos ejercicios: uno de más globalizado y otro de materia. El Ministerio de Educación especifica que el ejercicio general de madurez constará de un dosier formado por una serie de documentos que girarán en torno a un mismo tema y que se pedirá al alumnado que haga un análisis desde diferentes aspectos y perspectivas, respondiendo a varios tipos de preguntas (cerradas, construidas y abiertas).

El objetivo de la prueba de madurez es valorar la capacidad del alumnado para analizar, valorar, extraer información o interrelacionar toda la documentación, de forma más o menos guiada mediante las preguntas o propuestas. Además, el ejercicio constará de preguntas en castellano, en la lengua extranjera que se haya estudiado y en la otra lengua oficial de las comunidades que cuenten con una. La nueva EBAU descarta una prueba única para toda España, pero sí que apuesta por acuerdos que permitan los diferentes territorios elaborar pruebas que sean homologables entre ellas.

En relación con la calificación global que conformará la nota final de acceso, Educación apuesta por mantener el modelo actual y que se obtenga calculando la media entre la nota de Bachillerato y de la prueba de acceso en la universidad: un 60% sobre la nota del expediente y un 40% sobre la nota final de la prueba de acceso. Tal como se hace ahora mismo, la "fase de acceso" se complementará con otra de específica "de admisión" en la cual el alumnado hará dos ejercicios, escogiendo entre las materias ofrecidas de segundo de bachillerato, de modalidad o comunas.