La Asociación de afectados del vuelo de Germanwings GWI 9525 en los Alpes han pedido cambios legislativos a las instituciones públicas para salvaguardar la seguridad de los pasajeros y que no se prime la privacidad de un individuo en perjuicio de la "seguridad global", han informado este domingo en un comunicado.

Lo han dicho después de conocer el informe definitivo de la Oficina de Investigaciones y Análisis para la Seguridad de la Aviación Civil de Francia (BEA) que se ha revelado este domingo en París, un año después del suceso, y han insistido en que se tienen que tomar las medidas necesarias para que las empresas cumplan con su obligación de tener mecanismos suficientes de control de sus empleados.

La asociación ha señalado que el informe acredita que el sistema que hasta ahora estaba en funcionamiento ha fallado "enormemente", y han insistido en el hecho que las instituciones públicas y privadas tienen la obligación de velar por la seguridad de todos los ciudadanos. En su informe definitivo, la BEA indicó que Lubitz había empezado a exhibir, en diciembre del 2014, síntomas consistentes en un "episodio psicótico-depresivo", que consultó con varios médicos, ninguno de los cuales advirtió en un primer momento de su situación a las autoridades.  

La BEA ha instado a las autoridades europeas a que incrementen sus investigaciones sobre presuntas incapacidades de los pilotos, en particular si hay sospechas de problemas psiquiátricos, y que se endurezcan los controles sobre aquellos que sean declarados capacitados para volar a pesar de presentar un historial de enfermedades mentales.

El accidente

El vuelo 9525 de Germanwings era una ruta regular entre Barcelona y Düsseldorf de la compañía alemana que el 24 de marzo del 2015 se estrelló en la población de Prats de Blèuna Auta, cerca de la localidad de Barceloneta de Provenza. El avión que cubría el trayecto era un Airbus A320 y llevaba a 144 pasajeros, 2 pilotos y 4 tripulantes. Todos murieron en el accidente. Se trata del peor accidente de la aviación europea en los últimos cinco años y el segundo siniestro de una aerolínea de bajo coste en la Unión Europea.

El piloto salió de la cabina en un momento del vuelo, y el copiloto la bloqueó impidiendo que entrara mientras él llevaba el vuelo a la deriva. En respuesta al accidente y sus circunstancias, el hecho de que el copiloto estrelló el avión deliberadamente, las autoridades de aviación de Canadá, Nueva Zelanda, Alemania y Australia crearon nuevas regulaciones que obligan a dos personas autorizadas a estar presentes en la cabina del piloto en todo momento.