Ya se ha acabado el curso 2021/2022. Los profesores se quedan en las escuelas trabajando unos días más, pero los alumnos ya empiezan sus vacaciones. Cuando este miércoles suene el último timbre de clase, las criaturas empezarán el paro estival, y no volverán a la escuela hasta el 5 de septiembre. Es la fecha impuesta -sin consenso con la comunidad educativa- por el Departament d'Educació. La gota, dicho de otra manera, que colmó el vaso el mes de febrero pasado y ocasionó unas movilizaciones sin precedentes por parte de la comunidad educativa. El curso escolar finaliza, además, con un septiembre caliente al horizonte; ya que las heridas de maestros y profesores no se han curado durante todos estos meses; a pesar de las paradas, las manifestaciones y las negociaciones entre el comité de huelga y la conselleria.

A principios de febrero, el conseller d'Educació, Josep Gonzàlez-Cambray, acompañado del president de la Generalitat, Pere Aragonès, anunció que iniciar el curso escolar después de la Diada pasaba a ser historia, y que los niños empezarían el curso escolar 2022/2023 el 5 de septiembre; a excepción de los institutos (ESO, Bachillerato y Formación Profesional), que lo harán el día 7 de aquel mes. Aquella rueda de prensa ofrecida desde el patio de la escuela Baldiri Reixac de Barcelona se convirtió en la chispa que originó el fuego. Seis días después, los sindicatos del mundo de la enseñanza ocupaban el edificio del Departament d'Educació y pedían la dimisión de Cambray. La modificación del calendario no había sido pactada ni siquiera con el Consell Escolar, órgano consultivo por el cual siempre tienen que pasar decisiones de este tipo. Fue entonces cuando los representantes de maestros y profesores convocaron cinco días de huelga.

Las protestas

El 15, 16, 17, 29 y 30 de marzo fueron los días que la comunidad educativa escogió para hacer huelga y salir a la calle a protestar. Los sindicatos del mundo de la educación llegaron a congregar a 22.000 personas en la calle, y centraron sus demandas en la reversión de los recortes que se arrastran todavía hoy por culpa de la crisis económica de principios de siglo. Poco a poco quedaron arrinconados los cánticos sobre el orden de adelantar el calendario del curso escolar. Los manifestantes pedían también la dimisión de Cambray y durante los primeros días de protesta los sindicatos podían presumir de un buen seguimiento de la huelga por parte del profesorado.

 

Las protestas dieron sus frutos, ya que representantes de cada sindicato consiguieron crear un comité de huelga que va a sentarse a negociar con el Departament d'Educació. Pero la cosa no acabó bien: todavía hoy no se ha llegado a ningún tipo de acuerdo. Las negociaciones se rompieron después de que el comité de huelga rechazara la última propuesta de Educació: aumentar el número de docentes a partir del curso que viene en 890 efectivos; una cifra que los sindicatos consideraban insuficiente si estos centenares de maestros se reparten por todo Catalunya.

Las negociaciones fallidas desembocaron con nuevas huelgas y manifestaciones este mes de junio; pero el éxito ya no ha sido el mismo. Los sindicatos se tuvieron que sentar a negociar con la conselleria viendo que en la calle pierden cada vez más fuerza. Ahora mismo, reducir la hora lectiva a los profesores es el obstáculo que dificulta que las dos partes lleguen a un acuerdo. Todo está atascado, a estas alturas; pero la realidad es que el curso empezará el próximo 5 de septiembre.

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Una de las manifestaciones convocadas por los sindicatos de la enseñanza el pasado mes de marzo / Foto: Sergi Alcàzar

El 25% de castellano

La gran polémica que ha cernido este curso sobre las escuelas ha sido la orden del TSJC de hacer un mínimo del 25% de las clases a Catalunya en castellano. Una norma que pretendía cargarse la inmersión lingüística y que ha obligado al Govern y el Parlament a replantear el modelo lingüístico de la escuela catalana. El Turó del Drac de Canet de Mar se ha convertido en una escuela-símbolo de este pisotón a los derechos lingüísticos de los catalanes; pero han sido muchas las familias que en varios centros escolares del país han pedido que la norma se aplique en estos centros.

Eso provocó que el Govern buscara una alternativa para esquivar esta sentencia del 25%, y ha acabado aprobando una ley por el catalán en la escuela que sitúa el castellano como curricular. Es decir, que se abre la puerta a que la lengua española se pueda utilizar también como vehicular en Catalunya; aunque en todos los centros se tiene que utilizar la catalana de manera normal, habitual y mayoritaria.

Manifestación maestros profesores contra 25% castellano, barcelona - Sergi Alcàzar
Manifestación de la comunidad educativa en contra del 25% de castellano / Foto: Sergi Alcàzar

Nuevo currículum

El curso que viene -el 2022/2023- también se caracterizará por la entrada en vigor del nuevo currículum escolar. No se podrá nunca saber a ciencia cierta si la presión de la comunidad educativa tuvo efectos sobre las decisiones finales sobre este nuevo currículum, pero la verdad es que aquel mes de marzo salió a la luz una nueva versión, casi definitiva, que corregía varias cosas del borrador. En primer lugar, los alumnos de 4º de ESO podrán seguir escogiendo la Filosofía como una asignatura optativa; y los niños que suspendan una asignatura ya no recibirán una calificación con el término 'En procés d'assoliment' y se los puntuará con el concepto 'No assolit'.

Por otra parte, se introducen en el currículum 945 horas de gestión autónoma en la etapa de primaria, y de 560 en la educación secundaria. Eso, sin embargo, provoca una rebaja lineal de la misma proporción en todas las asignaturas que se podían reducir. Ahora bien, la intención de Educació es que ahora los centros tengan más libertad para interrelacionar contenidos y aprendizajes, como por ejemplo, ligar la Tecnología con las Matemáticas; o la Biología con la Lengua, a través de la interpretación de textos. El Departament también contempla que, con respecto a la educación secundaria, se dota los centros de "más autonomía", y que los criterios de evaluación se basarán en las competencias, mientras que hasta ahora "estaban basados en los contenidos". También se incorporan como objetivos del Departament el bienestar emocional de los alumnos, la perspectiva de género, la calidad de la educación lingüística y la conciencia democrática y global (ODS), que se tienen que proyectar en todas las áreas.

Septiembre del 2022

¿Qué pasará el próximo mes de septiembre? Pues no se sabe. Pero todo indica que habrá más manifestaciones y más huelgas; si los sindicatos no llegan antes a ningún acuerdo con el Govern. La duda es qué seguimiento tendrán estas protestas. Sobre la mesa hay una amenaza interesante, que es la que los representantes de maestros y profesores propusieron cuando ocupaban el Departament d'Educació el pasado mes de febrero: boicotear la modificación del calendario escolar y hacer huelga total a principios de mes a fin de que el inicio del 5 de septiembre no sea una realidad.