La Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático en Glasgow está llenando las bocas de los líderes mundiales de promesas para frenar un colapso ambiental que cada vez parece más inevitable. Fotografías, entrevistas, ponencias y pactos entre los políticos han inundado en los últimos días nuestras pantallas y, por primera vez, han firmado acuerdos que prometen cambios reales y que incluso hablan de 'decrecimiento'. El problema, sin embargo, es como se implementarán estas promesas. Esta es la pregunta planteada por los 126 expertos que han participado en un estudio de alcance internacional sobre la repercusión real de las medidas de adaptación al cambio climático que se aplican, entre los cuales figuran científicos de dos universidades catalanas.

Los resultados de la investigación, lamentan, no reflejan el optimismo de algunos en Escocia: las medidas que se ponen en práctica no nos adaptan a la crisis inminente ni reducen el riesgo de sufrir sus efectos. La clave, según los expertos, reside en el hecho de que las medidas no se aplican de manera cohesiva y estructural, sino que la mayoría son iniciativas fragmentadas y locales que no suponen una transformación real para nuestro futuro.

Transformación real

Bajo el título 'Un balance global sistemático de las pruebas en la adaptación humana al cambio climático', un centenar de científicos han querido constatar cómo son de efectivas las medidas que se implementan realmente. Con el fin de estudiarlo, los expertos han analizado 48.000 artículos publicados por todo el mundo donde se presentan 1.686 resultados de medidas de adaptación al cambio climático. A partir de estos datos, el equipo ha analizado qué acciones se están tomando realmente para adaptarse al inminente colapso, y si estas están teniendo éxito o no. El análisis, concluyen, ha encontrado muy pocas pruebas que los esfuerzos de adaptación actuales estén reduciendo realmente los riesgos que comporta el cambio climático.

"Las adaptaciones documentadas fueron en gran parte fragmentadas, locales e incrementales, con pruebas limitadas de adaptación transformacional y pruebas insignificantes de resultados de reducción de riesgos," revela el estudio. Los expertos alertan de que la mayoría de medidas que se están tomando no son realmente transformadoras, se llevan a cabo principalmente por individuos y en los hogares y no son esfuerzos integrales, coordinados y coherentes por parte de comunidades e instituciones.

El estudio determina que muchas acciones surgen como respuesta a peligros concretos a cada zona del mundo: sequía, precipitaciones extremas, inundaciones, o la variabilidad de las precipitaciones, por ejemplo. Las medidas se centran mayoritariamente en implementar nuevas formas de agricultura y de sistemas alimentarios, en la obligación de preparar la infraestructura para las inundaciones y en aplicar nuevos códigos de construcción o desarrollar mapas de peligros y sistemas de alerta temprana. Finalmente, el calor extremo es un peligro muy común por la cual se toman medidas de adaptación en la mayoría de regiones del mundo.

COP26

Más de un centenar de países llegaron a un entendimiento este martes a la 26.ª Conferencia Mundial del Clima en Glasgow (COP26) para reducir un 30% las emisiones de metano en el 2030. El lunes, el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, anunció el compromiso del Estado de aumentar un 50% la aportación al Fondo Verde del Clima hasta llegar a los 1.350 millones de euros anuales a partir del 2025 (más de 1.560 millones de dólares al cambio actual).

 

Foto principal: activistas de 'Fridays for Future' en Glasgow exigen medidas reales contra la emergencia climática / Efe