Trece estudiantes, de los 354 afectados, se han visto obligados hoy a repetir el examen robado de Fundamento de la Fiscalidad de la Universidad de Barcelona en el extranjero, donde se encuentran realizando un Erasmus o bien trabajando, uno de ellos en México, ha informado a la UB. La Facultad de Economía y Empresa de la UB ha repetido hoy el examen ante las sospechas que cuatro estudiantes robaron el cuestionario y lo vendieron a varios compañeros entre 20 y 300 euros.
Todos estos alumnos se sometieron el pasado 5 de julio al examen, del tercer curso del grado de Administración y Empresa, que se invalidó por los indicios de robo del cuestionario de la asignatura de Fundamentos de la Fiscalidad.
En total, once estudiantes que están de Erasmus en varias universidades europeas han tenido que repetir el examen en el extranjero y dos personas más que trabajan en el exterior también lo han hecho, en su caso en el Instituto Cervantes de Manchester (Gran Bretaña) y a la embajada de España en México.
Fuentes de la UB han asegurado que "se ha encontrado solución para todos" los estudiantes que no podrán asistir en persona a la repetición de la prueba a la Facultad de Economía y Empresa, situada en la avenida Diagonal de Barcelona.
Los Mossos lo investigan
La UB puso el robo del examen en conocimiento de los Mossos d'Esquadra en julio y los agentes han realizado una investigación que apuntaría que fueron cuatro los estudiantes que accedieron al correo de uno de los profesores, obtuvieron el borrador del cuestionario y las respuestas del examen.
Las mismas fuentes han precisado que, cuando los Mossos finalicen su investigación, la universidad abrirá un expediente a los supuestos autores del robo del examen, tres chicos y una chica, que ya estarían identificados. La decana de Economía y Empresa, Elisenda Paluzie, decidió que se repitiera el examen para entender que se trata de la medida "más justa" para garantizar que todos los estudiantes tuvieran las mismas condiciones a la hora de afrontar la prueba.
Una denuncia anónima
De hecho, las notas de los exámenes no se llegaron a comunicar a los alumnos, ante los indicios que se había cometido este robo y que el cuestionario había circulado entre los estudiantes de forma mayoritaria. El robo se conoció a través de una denuncia anónima que llegó a una profesora del equipo de examinadores en un correo electrónico en el cual se le advertía que el cuestionario había sido robado y vendido a varios estudiantes.
Los profesores dieron veracidad a esta denuncia anónima cuando comprobaron que un número elevado de alumnos había cometido un error idéntico, inducidos porque el borrador del examen que habían comprado incluía las respuestas que había redactado el docente, con la misma equivocación.