La restricción de movilidad provocada por el confinamiento por el coronavirus ha hecho que muchos ayuntamientos de la Costa Brava donde hay segundas residencias vieran cómo han incrementado de manera significativa las demandas de empadronamiento. Se trata de personas que viven fuera de la región sanitaria de Girona, y que con el padrón, se aseguran poder pasar el confinamiento en la demarcación sin problemas. Una de estas localidades es Castell-Platja d'Aro, en el Baix Empordà. Y es que durante el periodo de confinamiento se han empadronado unas 250 personas en el municipio, un centenar de ellas los últimos 30 días. Una situación que también pasa en otras localidades del litoral gerundense como Calella de Palafrugell o el Port de la Selva (Alt Empordà).

El motivo es que, con la restricción de movilidad, muchas personas han optado por empadronarse donde no viven habitualmente, y así no tienen problemas para desplazarse, aunque tengan el trabajo, por ejemplo, en Barcelona o en su área metropolitana. Además, también hay un cierto número de personas que con el confinamiento han visto que el teletrabajo era una opción "viable" y han decidido apostar por cambiar de residencia habitual.

El alcalde de Castell-Platja d'Aro, Maurici Jiménez, dice que están "sorprendidos", y vincula el fenómeno a la polémica que hubo al día siguiente de la declaración del estado de alarma, donde centenares de propietarios de segundas residencias fueron a pasar el confinamiento al municipio costero. Jiménez se felicita de que eso también haya servido para "incentivar" el teletrabajo.

Otras localidades del litoral gerundense donde también se ha percibido un incremento de los empadronamientos son Calella de Palafrugell (Bajo Empordà), Cadaqués o el Port de la Selva (Alt Empordà). En este último caso, de los más de 40 que se han registrado las últimas semanas, buena parte son de ciudadanos extranjeros, principalmente franceses, que viven desde hace tiempo en el pueblo.

En Palafrugell, en cambio, la situación ha sido diferente. La Oficina de Atención al Ciudadano ha recibido más de 200 llamadas en dos meses de personas que se querían empadronar telemáticamente, pero el Ayuntamiento no permite este trámite si no se hace de manera presencial. Fuentes municipales explican que "el alud" de llamadas ha sido "repentino" y dan por hecho que muchas personas no se han atrevido a venir por los controles que había.

Las segundas residencias en Palafrugell se concentran en tres pueblos que pertenecen a esta localidad y que están junto al mar, Llafranc, Calella de Palafrugell y Tamariu.

En el interior, también

Pero aparte de las localidades de costa, los ayuntamientos del interior de las comarcas gerundenses también tienen esta casuística. Un buen ejemplo es Camprodon (Ripollès), que cuenta con un vecindario – Font Rubí – donde la mayoría de casas son segundas residencias.

Aquí, el alcalde del pueblo, Xavier Guitart, se quejó cuando el primer fin de semana de estado de alarma vio como todos muchos de estos vecinos venían a pasar el confinamiento al pueblo, aunque no estaba permitido, y ponían "en riesgo los servicios esenciales de la comarca".

Otro ejemplo es el municipio de Monells (Baix Empordà), que comparte ayuntamiento con Cruïlles y Sant Sadurní de l'Heura. Aquí han visto cómo superaban por primera vez los 1.300 empadronados.

El alcalde del municipio, Dani Encinas, reconoce que han notado "más movimiento" los últimos dos meses de vecinos que habitualmente entre semana no están en el pueblo. "Normalmente teníamos una o dos altas en el mes y ahora hemos visto cómo, de golpe, se han empadronado cerca de una treintena de personas", señala.