Los Mossos previeron los incidentes que se desencadenaron este domingo por la noche en el RCDE Stadium después del partido entre el RCD Espanyol y el FC Barcelona, que significó la victoria de la Liga para los azulgranas y la invasión de campo por parte de unos 200 aficionados ultras vinculados a grupos de extrema derecha. Pero nadie los pudo evitar. Ni la policía ni la seguridad privada. La policía catalana, tal como ha avanzado esta mañana ElNacional.cat, ha abierto una investigación para aclarar los hechos, la invasión del campo, que es una falta administrativa, y también si se cometieron desórdenes públicos, un hecho que sí que es un hecho penal.

¿Pero qué o quién falló en el dispositivo de seguridad del partido entre el Espanyol y el Barça? Habrá que aclararlo. Este lunes, más allá de saberse que la policía catalana ha abierto una investigación, también han trascendido dos cosas importantes. La primera es que, según han denunciado desde ADN Sindical, representación de los vigilantes de seguridad, los Mossos d'Esquadra no cubrieron la zona por donde entraron los ultras del Espanyol, si bien, según esta agrupación sindical mayoritaria, así lo marca el protocolo. Los vigilantes creen que los Mossos no evitaron el asalto y que cuando los efectivos de seguridad privada consiguieron detener a algunos de los alborotadores ultras que saltaron al césped, no los identificaron ni les detuvieron. Desde ADN se ha enviado una carta al director general de los Mossos pidiendo explicaciones.

Los Mossos temían el asalto al césped

Al mismo tiempo, también se ha sabido que el coordinador de seguridad del Espanyol, un inspector de los Mossos, que es el responsable de todo el dispositivo de seguridad, de manera coordinada con el director de seguridad del club, alertó, en las reuniones previas, al tratarse de un partido de riesgo, de la posibilidad de incidentes a la finalización del partido, teniendo en cuenta la complicada situación por la cual pasa el Espanyol —que tiene un pie en segunda— si el FC Barcelona se proclamaba campeón de Liga. Los Mossos pidieron evitar la celebración del torneo sobre el césped para evitar incidentes para minimizar los riesgos.

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Agentes de la Brimo de los Mossos dispersando los aficionados violentos del RCD Espanyol / Foto: Alejandro Garcia

Los jugadores del Barça hicieron un corro en el centro del campo y fue cuando vieron que los aficionados violentos del Espanyol habían conseguido romper el cordón de seguridad, que corrieron hacia el vestuario para evitar ser agredidos. De fondo, la mayoría de aficionados que quedaban en el RCDE Stadium coreaban "a por ellos". Los jugadores azulgranas no hicieron ningún tipo de gesto ni de incitación a la violencia contra los aficionados pericos que estaban en las gradas, si bien desde la afición local se interpretó la celebración como una provocación.

Los jugadores de Xavi Hernández fueron más rápidos que los ultras y pudieron esconderse en el túnel de vestuarios antes de ser agredidos. Los vigilantes de seguridad y agentes de orden público de la Brigada Móvil (Brimo) de los Mossos, con uso de la defensa, pudieron contener los violentos y controlaron la situación. La revisión de las imágenes del estadio servirán para identificar a los autores del asalto y averiguar si pueden ser acusados de un presunto delito de desórdenes públicos. Del que no se escaparán, si pueden ser identificados, es de la sanción personal por la vía administrativa por haber saltado al terreno de juego, por la Ley del Deporte. Durante el incidente no se detuvieron a los autores, ya que se priorizó evitar males mayores y devolver a la normalidad.

Multas al Espanyol de hasta 600.000 euros

Sea como sea, el informe que tendrán que terminar ahora los Mossos servirá para poder revisar el dispositivo y aclarar si hubo algún error de previsión. El departamento de Interior, desde la Dirección General de Administración de la Seguridad, además de sancionar a los ultras que saltaron al campo, también podría sancionar directamente en el club con una multa que si se considera que la invasión fue una falta "muy grave" podría llegar a los 600.000 euros.