Todos conocemos la leyenda de Sant Jordi, el caballero que salva a la princesa del dragón feroz. ¿Pero quién fue este santo? Sant Jordi, nacido en el siglo III d.C. en la ciudad de Lod, en Israel, fue un militar romano que murió como mártir por no querer abandonar la fe cristiana. Según explica la tradición cristiana, en el año 303 a.C., el emperador romano Diocleciano ordenó la persecución de todos los cristianos en el imperio romano, considerada una de las últimas y más sangrantes persecuciones romanas. El tribuno Jorge, que formaba parte de su guardia personal, al conocer el edicto, se negó a actuar y así reveló que profesaba el cristianismo, hecho que hasta entonces había mantenido en secreto. El césar ordenó que lo torturaran por traidor, y así se convirtió en mártir.
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La tumba de Sant Jordi, en la ciudad de Lod
Sant Jordi, que fue santificado por el papa Gelasio I en el año 494, se convirtió en el santo guerrero más importante en la tradición cristiana, hasta el punto que ha trascendido hasta nuestros tiempos. Aunque murió en Anatolia, sus restos se trasladaron a su ciudad natal, y encima de su tumba se construyó pocos años después una iglesia en honor suyo, que lleva su nombre. La iglesia se edificó durante el periodo bizantino, se reconstruyó durante las Cruzadas y posteriormente durante el periodo otomano. En concreto, se encuentra en el casco antiguo de la ciudad, y el edificio que todavía se puede visitar, se completó en el año 1893.
Inicialmente, en la tumba también había enterradas las reliquias sagradas, pero actualmente estas están distribuidas por todo el mundo. El sepulcro, que está hecho de mármol, tiene tallada en la piedra una imagen de Sant Jordi, vestido como guerrero y con la aureola que lo identifica como santo. Además, en una mano lleva una cruz cristiana, y en la otra una lanza. Es habitual que la tumba esté cubierta de aceite, ya que tanto el aceite como la mirra se vierten por encima como ofrenda al santo, y se distribuye como bendición a los peregrinos. Detrás se encuentra un mosaico a color, donde Sant Jordi aparece llevando los mismos símbolos.

Actualmente, la iglesia está abierta al público y cada año en abril —mes del nacimiento de Jorge- y en noviembre —fecha en que llegó su cuerpo a Lod— se hacen celebraciones conmemorativas siguiendo la liturgia ortodoxa.
