Ocho años y 2 meses de prisión. Es la condena que pide Kris Charlier, ciudadano flamenco y vecino de Bigues i Riells, para cada uno de los dos agentes de la Guardia Civil que lo vejaron por haber hablado catalán en el aeropuerto del Prat, en el 2019, según el escrito de acusación al cual ha tenido acceso ElNacional.cat este martes. Este diario informó, ayer, de que Charlier no ha aceptado ningún acuerdo con los agentes, y que la Audiencia de Barcelona ha señalado el juicio para el 18 de marzo de 2026. Plataforma per la Llengua ha sufragado la acción penal de Charlier y la abogada Cristina Molins, del despacho Molins Defensa Penal, ha presentado el escrito de acusación, en el cual imputa a cada uno de los agentes cinco delitos, con la agravante de prevalecerse de su cargo público. Recuerda que la discriminación vivida fue solo "en un contexto de máxima convulsión política" porque se produjo solos dos meses después de que el Tribunal Supremo condenara a elevadas penas de prisión por sedición a los líderes independentistas catalanes.
En concreto, la abogada de Charlier imputa a los dos agentes: el delito de odio (16 meses de prisión); delito cometido por funcionario contra el ejercicio de los derechos cívico reconocidos en la constitución (1 año de inhabilitación) a cargo público; contra la integridad moral, (2 años de prisión y 2 de inhabilitación); falsedad de documento oficial (3 años de prisión y 2 de inhabilitación), y coacciones (22 meses de prisión). Además, reclama que lo indemnicen con 122 euros por el perjuicio económico de haberle hecho perder el vuelo a Bruselas y 3.000 euros más por daños morales.
Conducta vejatoria
En el escrito de acusación se expone que el día 9 de diciembre de 2019, hacia las cuatro y media de la mañana, Charlier estaba en la Terminal 2 del aeropuerto del Prat de Llobregat para coger el vuelo FR2918 con destino a Bruselas para visitar a su familia.
Al pasar el arco de seguridad, Charlier informó al agente del control, de que lleva una bolsa recolectora por colostomía como consecuencia de una intervención quirúrgica por haber sufrido un cáncer de colon, y le expresó que no le era agradable para él enseñarla en público, pero el agente de seguridad privada le insistió que le enseñara. "El señor Charlier se vio obligado con gran humillación a desabrocharse los pantalones y levantarse el jersey y la camiseta con el fin de obedecer las órdenes de seguridad de mostrar la bolsa recolectora allí mismo. Fue entonces cuando se personaron los dos agentes de la Guardia Civil y le pidieron la documentación con el fin de denunciarle por "perturbación del orden público", recoge el escrito de acusación.
El relato de los hechos sostiene que los agentes de la Guardia Civil -con los números de identificación TIP Z-51599B y TIP G95406F- con "un tono muy despectivo, le exigieron que hablara en castellano porque no lo entendían en catalán". Charlier les explicó que no hablaba castellano y que tenía bastante dificultad para entenderlo correctamente porque nació en Bélgica. Sin embargo, podía hablar sin problemas en neerlandés, inglés, francés y alemán, además de catalán que lo entendía y lo hablaba porque residía temporalmente en Bigues i Riells, donde se habla mayoritariamente en catalán. "Los agentes le inquirieron de muy malas maneras donde se encontraba aquella población y cuando supieron que estaba en Catalunya se mostraron indignados y le impusieron una vez más el uso de la legua castellana porque "¡Esto es España y aquí hablamos español"!, relata Cristina Molins en el escrito.
Aparte de la discriminación lingüística, la acusación manifiesta que "los agentes abusando gravemente de su superioridad pública, lo cogieron abruptamente y lo llevaron en una sala pequeña en donde, en presencia de cuatro agentes más, le ordenaron que se volviera a despojar de cintura ninguno arriba para mostrar la bolsa de estómago otra vez y poder inspeccionarla, aunque ya habían comprobado anteriormente en el arco de seguridad que efectivamente se trataba de una bolsa recolectora por colostomía y que, por lo tanto, no representaba ningún peligro para la seguridad colectiva que justificara de ninguna manera su detención ni la necesidad de llevar a cabo un registro tan exhaustivo".
"Riels del Fai"
Además, redactaron una primera denuncia contra el ciudadano flamenco y le volvieron a preguntar por su localidad de residencia, para seguidamente mofarse escribiendo Riels del Fai en vez de Bigues i Riells. Cuando Charlier les advirtió de tal error, "los agentes se molestaron y, prevaleciéndose claramente de su condición de agentes de la autoridad, le pusieron una segunda denuncia, en este caso para negarse a cooperar con la policía, manifestando: Éste hoy no vuela".
Dos horas más tarde, y faltando solo quince minutos para que se elevara el avión, lo dejaron marchar y tuvo el tiempo justo para subir al avión rápidamente. No obstante, cuando ya estaba sentado dentro del avión, un miembro de la tripulación le comunicó que no podía volar por órdenes expresas de la policía, "restringiendo su derecho fundamental a la libertad ambulatoria y a circular libremente por el territorio europeo". Charlier no pudo ir a ver a su familia.
Por todo este relato lleno de vulneración de derechos, la abogada de Charlier pide 8 años y 2 meses de prisión, 5 años de inhabilitación a cargo, y multa para los dos agentes de la Guardia Civil.