El Farruquito actuando en el mismo escenario que Lluís Llach, los castellers levantando sus pilares al lado de Los Chichos, Cheb Balowsky junto a Antonio Orozco, Haydn haciendo de telonero a Ismael Serrano... En el Palau Sant Jordi se ha vivido un espectáculo inédito. Aquello que no habían conseguido la música ni la cultura, lo ha conseguido la solidaridad a los refugiados. El concierto Casa Nostra, Casa Vostra ha logrado ser uno de los puntos fuertes de la campaña Volem Acollir. El Palau Sant Jordi se ha llenado hasta los topes, 15.000 personas, con mucha gente que probablemente no frecuenta mucho los conciertos: personas mayores, familias enteras, grupos de adolescentes... Un público que ha asistido al concierto sin gritos ni pancartas, pero dispuesto a aplaudir las actuaciones y los discursos: de Jordi Évole, de Óscar Camps (de Proactive Open Arms), de Toni Borrell (de Stop Mare Mortum), de algunos refugiados... La mayoría de los presentes, a pesar de todo, eran mayores de cuarenta años... O el cartel no ha sintonizado lo suficiente con los jóvenes, o hay gente que no ha tenido recursos para ir al concierto, o los jóvenes no se han implicado mucho con la reivindicación de la acogida de los refugiados.

Lluís Llach i Manolo García. Foto: Sergi Alcàzar.

Música gitana, catalana y más

El concierto se ha abierto con una actuación, para ir haciendo ambiente, de los Barcelona Gipsy Balkan Orchestra, un grupo que ha ofrecido música gitana del Este de Europa e incluso una versión muy peculiar de "Ay, Carmela". Lluís Llach ha hecho la primera actuación formal, con "Venim del Nord, venim del Sud", con un acompañamiento excepcional: Manolo Garcia, que ha impregnado la vieja canción de Llach de una contundencia y una percusión muy poco habituales. A continuación, Manolo García ha ofrecido uno de sus temas más conocidos, "Pájaros de barro". Marina Rossell ha salido acompañada de Paco Ibáñez para interpretar dos temas: una canción de Marina Rossell dedicada a los refugiados, "Cuánta guerra", y una de Paco Ibáñez, con letra de un ilustre refugiado, Rafael Alberti: "A galopar". Una vieja canción vinculada a la resistencia franquista que ha sido coreada por el público.

El público en el Palau Sant Jordi. Foto: Sergi Alcàzar.

Ritmo para cerrar fronteras

El público se ha puesto de pie e incluso ha botado cuando ha llegado el turno de la actuación de ls Macaco, que han combinado el tema "Seguiremos" con su éxito "Con la mano levantá". La música de Llach ha vuelto al escenario, pero con una versión africanizada: los nigerianos del 1st African Gospel Choir y los cantantes de In crescendo, tras interpretar un tema nigeriano, han hecho suyo el "Que tingueu sort" y lo han dedicado a los refugiados que intentan huir de sus países. Han invitado a todo el público a sumarse al coro, y lo han hecho iluminando el Palau con sus teléfonos móviles al ritmo del "I així pren...". A continuación Ismael Serrano ha cantado un tema comprometido, de elogio a la resistencia antifranquista: "Papá, cuéntame otra vez".

Sopa de Cabra y Amaral. Foto: Sergi Alcázar.

La tragedia escenificada

El tema "Quan plora el mar" de Joan Dausà ha sido interpretado con una escenificación de la Fura, con representaciones de la travesía: un telón de chalecos salvavidas que cubrían el escenario, y una pecera donde se hundía una y otra vez un refugiado, mientras una patera vagaba sin encontrar refugio por el medio del Palau. A continuación, Antonio Orozco ha interpretado "Mí héroe" con Manu Guix en el piano. El público ha vuelto a animarse con Sopa de Cabra que ha interpretado el "Camins" con acompañamiento de Amaral, un tema conocido por buena parte de los asistentes. Tras los parlamentos el ritmo ha cambiado completamente con el flamenco del Farruquito, Farru, a Pepe Habichuela y Juanmi Carmona, que ha recibido una gran ovación del público, de pie.

Farruquito. Foto: Sergi Alcàzar.

Mediterráneo

Joan Manuel Serrat ha cantado el "Plany al mar" antes de abordar uno de los momentos claves del concierto: la interpretación coral de "Mediterráneo". Han acompañado a Serrat, en el escenario, una treintena de músicos: Lucrecia, Gossos, la Eléctrica Dharma, Santi Balmes, Jofre Bardagí, Manolo García, Ismael Serrano, Antonio Orozco, Gemma Humet, Marina Rossell, Judith Nedderman, Sílvia Comas y Pablo López. Muchas voces unidas, a pesar de que con más voluntad que fortuna. Y mientras sonaba el Mediterràneo, cuatro colles castelleres han levantado sendos pilares de cinco. Y después, de forma excepcional, las cuatro colles han colaborado y han hecho un castillo conjunto: un quatre de set, que todo el Palau Sant Jordi ha aplaudido, de pie.

Castellers. Foto: Sergi Alcàzar.

Nuestro exilio

Uno de los puntos emotivos ha sido la representación, por parte de Lluís Llach y Sílvia Bel, de las "Corrandes del exili", sobre el tema de Joan Oliver, Pere Quart, sobre su salida al exilio, en los últimos compases de la guerra civil. Con los versos "no me moriré de añoranza, sino que de añoranza viviré", escenificados por un numeroso grupo de personas, y acompañados por la Orquesta Esmuc y la Eléctrica Dharma, los organizadores han querido recordar que los catalanes también sufrieron su propio exilio y que fueron refugiados en tierra ajena.

Corrandes de l'exili. Foto: Sergi Alcàzar.

Presencia de Maria Mercè Marçal y del Sáhara

Ovidi3 y Fermín Muguruza han ofrecido una versión de "Canción para hacer camino", sobre un texto de Maria Mercè Marçal y han continuado con un tema de Negu Gorriak. A continuación ha habido una actuación de una artista procedente del Sahara Occidental, un país de refugiados; Aziza Brahim, que después de recordar el problema de su pueblo que lleva|trae 40 años de exilio, ha ofrecido el tema "Julud", con resonancias árabes. A continuación Los Chichos han cantado una canción con el corazón directamente puesto en los refugiados: "Quiero ser libre"; les han acompañado, balando, los actores de Merlí.

 

Aziza Brahim. Foto: Sergi Alcàzar.

El cierre

En los últimos compases del concierto, han tenido cierto protagonismo las melodías de ecos árabes. Los barceloneses Cheb Balowski han ofrecido una canción en árabe, "Salam Malikum", y han continuado con un ska en catalán. Y el mismo Cheb Balowski, con Txarango, han invitado a subir al escenario a interpretar un tema a un músico sirio, Feras, que ha llegado a Europa como refugiado y que además, ha querido pronunciar un manifiesto en nombre de los que quieren llegar hasta aquí y no han tenido la suerte de ser acogidos. Y, para cerar la fiesta ,se ha interpretado un tema mítico de Jaume Sisa, "Qualsevol nit pot sortir el sol", con una letra que es una llamada a acoger y a compartir. Se han sumado a esta canción, además del cantautor galáctico, Pemi Fortuny, Lucrecia, Elena Gadel, Bonobos, Anna Roig, Itaca Band, Señora Tomasa, Sara Pi, Guillem Roma, Oriol Barri, Joan Masdeu, Salva Racero, Edna i Kathy Sey, Andrea Motis, Clara Peya e Ivette Nadal.

"Qualsevol nit pot sortir el sol", interpretació conjunta. Foto: Sergi Alcàzar.

Recreación de los viajes

Este concierto se ha planteado como una cosa más que una serie de canciones. A lo largo de todo el espectáculo, organizado por el Fura dels Baus, entre actuación y actuación, se ha recreado el percurso de los refugiados, desde que están en su país de origen hasta que llegan aquí, en un intento de hacer entender a los catalanes la tragedia de aquellos que no quieren salir, pero que son empujados por la guerra a la crudeza de un futuro incierto. Se ha escenificado el estallido de la guerra, los bombardeos, la huida, la travesía...Todo con el espectacular sello característico de la Fura dels Baus y con el acompañamiento musical de la Orquesta Esmuc y la Coral Carmina. En el escenario, ha estado muy presente, el azul, el color del mar que cada día engulle la vida de algún refugiado. Incluso durante la actuación de Joan Dausà, se ha invitado al público a poner una pegatina azul en sus teléfonos y a encender las linternas para recrear, entre todos, este mar "que llora", como dice la canción.

Representación de "Plora el mar" de Dausà por la Fura dels Baus. Foto: Sergi Alcàzar.

Una pieza más en la campaña

Uno de los objetivos de este concierto era mostrar la solidaridad de los catalanes con los refugiados y se ha aprovechado el concierto para adjuntar más firmas al manifiesto de la campaña. El movimiento ha conseguido vender todas las entradas del Palau, pero el gran desafío está en la manifestación del sábado 18, donde se verá la capacidad de este movimiento. De hecho, a pesar del entusiasmo de los asistentes al concierto, no es tan claro que la ciudadanía catalana sea tan receptiva a la llegada de los refugiados. Y el gobierno español, que es quien tiene la clave para determinar los cupos de acogida de los refugiados, no parece que vaya a cambiar de opinión por un concierto.

Barcelona Gipsy Balkan Orchesta. Foto: Sergi Alcàzar.