El concejal de Emergència Climàtica y Transició Energètica, Eloi Badia, ha anunciado este lunes que el Ajuntament de Barcelona ha creado un grupo de expertos para frenar el deterioro de las playas a largo plazo a causa del cambio climático.
En una rueda de prensa, Badia ha dicho que las medidas que establezcan los expertos se plantean con un horizonte temporal 2030-2050, aunque ha incidido en que es un documento "vivo que se irá actualizando" porque tiene la mirada puesta en un período que alcanza hasta finales de siglo.
Actualmente, las playas tienen problemas como la contaminación del agua y la acumulación de residuos. En concreto, este grupo de trabajo abordará la pérdida de arena en las playas, los usos que se harán de estos espacios y el papel de la biodiversidad.
Está previsto se trabaje la cuestión durante un año y que a finales de 2021 defina las propuestas de actuación.
Las playas artificiales
Las playas de Barcelona son mayoritariamente de origen artificial, pero forman parte de un sistema "altamente dinámico", por lo que experimentan constantemente modificaciones como respuesta natural a la acción del oleaje. La falta de aportaciones naturales de sedimento y el impacto del oleaje y las corrientes marinas desencadena un retroceso de la línea de la costa hasta amplitudes que en algún punto llegan a ser "críticos", con menos de 25 metros de amplitud.
Pérdida de arena
Badia ha recordado que en 2005 el Ajuntament y el Ministerio de Medio Ambiente firmaron un Protocolo para la protección y reparación de la fachada marítima de Barcelona y hasta 2010 se ejecutó el Proyecto de Estabilización.
Sin embargo, el concejal ha alertado de que el problema persiste y actualmente las pérdidas de arena se sitúan sobre los 40.000 metros cúbicos al año: "Tenemos una parte de recuperación que es natural, pero hay una necesidad muy grande y necesitamos una aportación extraordinaria".
Las últimas aportaciones se hicieron en 2009 (100.000 metros cúbicos) y 2010 (750.000 metros cúbicos) y, desde entonces, las únicas aportaciones han sido con sedimentos procedentes de la bocana del Port Olímpic de Barcelona, de un orden de entre 6.000 y 8.000 metros cúbicos anuales.
En total, entre los años 2009 y 2010 se aportaron 850.000 metros cúbicos de arena, de los cuales se ha perdido casi el 70%, y Badia ha alertado de la situación "delicada" en la que se encuentran playas como la de la Mar Bella, que se ha cerrado por tener menos de 25 metros de amplitud de arena.