El Observatorio Contra la Homofobia (OCH) ha registrado un total de 146 agresiones a personas LGTBI desde que empezó el año, casi la mitad de ellas en la ciudad de Barcelona, lo cual supone un 26% más con respecto al año pasado. Los meses en los cuales se han registrado más incidencias han sido junio y julio, afectando en más de la mitad de los casos a hombres gais y en casi un 16% a personas trans, sobre todo mujeres transexuales.

El presidente del OCH, Eugeni Rodríguez, ha denunciado en declaraciones a EFE que "en los últimos cuatro años ha habido un aumento del odio muy grande entre los jóvenes fruto de la legitimación del discurso de una extrema derecha que nunca se ha ido de España". Rodríguez reivindica a las instituciones que "no es suficiente poner la bandera" y esperar a que pase la agresión por condenarla, sino que "se tiene que romper con la condena y hacer políticas públicas efectivas".

En su opinión "el odio ha tenido unas víctimas y la primera política pública es que se sientan reparadas", cosa que las entidades no pueden llevar a cabo como les gustaría porque "los recursos que se nos ofrecen desde la administración son entre ridículos y escasos". "Hay que buscar fórmulas para erradicar la LGTBIfóbia, lo que no podemos hacer es condenar una agresión tras otra sin hacer nada más", ha dicho.

Hay que visibilizar al colectivo LGTBI

Con respecto a esta cuestión se ha pronunciado el director general de políticas públicas LGBTI de la Generalitat, Xavier Florensa, que ha reconocido que "poner la bandera es importante porque demuestra una voluntad y una visibilidad hacia el colectivo LGTBI, pero aquí no pueden acabar las cosas y detrás de la bandera tiene que haber un compromiso político que se traduzca en acciones". Según Florensa es necesario un trabajo para erradicar este tipo de violencia, ya que "son actitudes muy arraigadas a nivel social" y ha reivindicado que la Generalitat ya está llevando a cabo tareas de sensibilización y formación.

"Ha habido un aumento de los discursos de odio y estas personas se empoderan porque encuentran tribunas y justificaciones que antes no tenían", ha denunciado Florensa por explicar el aumento de casos en Catalunya en los últimos años, aunque también cree que "muchos de estos casos ya pasaban antes, pero no se sabían".

Se pone el foco en la masculinidad tradicional

Por su parte, el experto en género del Colegio de Psicología de Catalunya Pablo Hurtado ha explicado que estas agresiones se producen porque "se llega a la máxima expresión de violencia para negar alguna cosa", poniendo el foco en la masculinidad tradicional, que "se define por no ser femenina y, por eso, coloca a los hombres LGTBI en el ámbito femenino". Según Hurtado, las agresiones también están relacionadas con las "estructuras de poder desiguales" que existen entre géneros, basadas en muchos casos en el concepto de "dominación" y en un esquema en el cual "la masculinidad tradicional se sitúa arriba y tiene que someter a los que están abajo, muchas veces con violencia".

Las personas que cometen este tipo de agresiones "no sufren ningún trastorno ni se les tendría que etiquetar de ninguna manera", ha recalcado Hurtado, advirtiendo del peligro de "poner al hombre machista como un monstruo que ves venir desde lejos". Además, ha especificado que estas actitudes se pueden tratar desde un punto de vista terapéutico porque tienen que ver con "aprender a controlar la frustración", pero que en ningún caso se han de patologitzar o tratar a los agresores como personas enfermas: "Se ha intentado crear un perfil del maltratador o violador y no hay, solo son producto del sistema heteropatriarcal".