La Selectividad 2022 se acerca: el 14, 15 y 16 de junio te tocará darlo todo en los exámenes de las PAU para sacar la nota necesaria y estudiar la carrera universitaria que te interesa. Eso significa que tienes todo este finde (10, 11 y 12 de junio) para realizar el gran estudio final. ¿Has reservado un montón de horas para empollar? ¡Genial! Pero en muchas ocasiones la calidad siempre es mejor que la cantidad, y estudiar no es una excepción. Diversos estudios científicos y académicos han demostrado que estudiar de forma eficiente es mucho mejor que empollar durante horas y horas sin descanso. La clave está en cómo aprendes y no en cuánto tiempo dedicas a aprender. Para ayudarte a cambiar el chip, y a aprovechar al máximo este último fin de semana antes de los exámenes de la Selectividad 2022, aquí tienes 10 trucos para estudiar con eficiencia. Sigue estos consejos y no necesitarás echarles tantas horas.

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1. Distribuye tus sesiones de estudio

Nate Kornell, psicólogo del William College en Williamstown (Massachusetts), realizó un experimento interesante en 2009. La mitad de los participantes, todos ellos universitarios, memorizó una serie de palabras en sesiones de estudio repartidas a lo largo de 4 días. La otra mitad estudió las mismas palabras, pero en un solo día. Los 2 grupos invirtieron las mismas horas de estudio, y lo único que cambió fue la distribución de dichas horas (repartidas vs. concentradas). Pues bien: el primer grupo, el que distribuyó de forma más amplia su tiempo de estudio, sacó mejores resultados que el primero en los exámenes.

Después de los resultados, Kornell concluyó que la memoria humana es como el agua que cae dentro de un cubo con una pequeña filtración abajo del todo. Si tratas de rellenar el cubo cuando está hasta los topes, descubrirás que apenas podrás meter más agua. Hay que esperar a que el cubo se vacíe un poco para verter más líquido en él. O dicho de otra forma: es más inteligente distribuir pequeñas sesiones de estudio a lo largo del tiempo que intentar empollarlo todo el día anterior del examen o en largas y agotadoras sesiones. Repasa la lección hasta que te sientas lleno de conocimiento, descansa hasta que notes que empiezas a olvidar información, estudia otra vez, descansa, estudia, descansa... Si te lo planificas bien, descubrirás que no necesitas estudiar tantas horas para aprobar con nota.

2. Realiza simulacros de exámenes

Un genial método para retener información sin estudiar muchas horas consiste en poner en práctica dicho conocimiento adquirido. O lo que es lo mismo: la práctica hace al maestro. En un experimento realizado en 2013, Katherine Rawson, psicóloga de la Universidad del Estado de Kent, en Ohio, decidió dividir a unos estudiantes en dos grupos. El primer grupo sacó de media una mejor nota que los participantes del segundo grupo. 

¿Qué hicieron diferente los del primer grupo? Realizar muchos simulacros de exámenes. Leían material y luego hacían tests relacionados con dicho conocimiento. Al cabo de una semana, siguiendo este plan, retenían mucha más información que los del segundo grupo. Si lo piensas detenidamente, los resultados tienen sentido. Piensa en un pianista. ¿Pule su talento leyendo y releyendo las partituras? No: se forma como músico dedicando mucho tiempo a practicar con el piano. Así que busca maneras de ponerte a prueba después de aprenderte una lección y descubrirás que la retienes con mayor efectividad que si solo inviertes tiempo en saberte la teoría.

3. Aprende la misma información con métodos diferentes

La neuróloga y escritora Judy Willis lleva años investigando cómo estudiar de forma más eficiente (y publicando libros al respecto). Uno de sus trucos más interesantes consiste en usar métodos diferentes para aprender una misma información. Por ejemplo, después del estudio inicial básico, realiza un mapa mental, busca vídeos relacionados en YouTube, intenta explicarle la lección a un amigo que no tiene ni idea del tema, busca ejercicios prácticos relacionados... El plan con ello es activar diferentes partes de tu cerebro para que todas contribuyan a almacenar la información.

"Cuántas más regiones del cerebro almacenen datos sobre un mismo tema, más interconexión establecerás", explica Willis. "La redundancia de información significa que los estudiantes tienen más posibilidades de invocar diferentes datos de los múltiples almacenes cerebrales cuando sea necesario. Además, si al pensar en un tema recuerdas toda o casi toda la info tras utilizar los diferentes métodos de estudio, es una señal de que realmente has aprendido lo estudiado en lugar de solo memorizarlo".

4. Estudia diferentes temas en un mismo día

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Estudiar ordenador apuntes / Scott Graham (Unsplash)

En su estudio titulado El intercalado ayuda a los estudiantes distinguir entre diferentes temas, Doug Rohrer, del departamento de Psicología de la Universidad de Florida del Sur, explicó que es más efectivo estudiar diferentes temas en un solo día que centrarte de forma exhaustiva en un solo tema (o 2 como mucho). Por ejemplo, si llega la Selectividad y te toca estudiar asignaturas tan diversas como Historia, Matemáticas e Inglés, te será más efectivo estudiar cada día una lección de cada. Descubrirás que aprendes las materias a mayor velocidad que si dedicas el lunes solo a Historia, el martes solo a Matemáticas y el miércoles solo a Inglés.

¿Y eso por qué? Porque Rohrer descubrió que un estudiante tiene muchas posibilidades de confundir información parecida si intenta asimilarla en un mismo día. Por ejemplo, si estudias exclusivamente Historia en un solo día, seguramente las fechas te bailan y empiezas a confundir cuándo empezaron o terminaron los eventos de turno. En cambio, apostar por estudiar temas de diferentes asignaturas en un mismo día disminuirá las posibilidades de que confundas información y creas que te sabes la lección cuando en realidad has asimilado una versión distorsionada que puede amenazarte con suspender el examen.

5. Siéntate en la primera fila de clase

¿Quieres estudiar menos? Pues toma la decisión de sentarte entre las primeras filas de clase. Diversos estudios repartidos a lo largo del tiempo han ido determinando que los estudiantes que se sientan en la primera fila del aula tienden a sacar mejores notas que el resto de sus compañeros. En concreto, observa la nota media que sacan los alumnos dependiendo de dónde están sentados (según conclusiones sacadas por el psicólogo Howard Giles):

  • Primeras filas: 80% (de máximo 100%)
  • Filas centrales: 71,6%
  • Últimas filas: 68,1%

Para garantizar la objetividad de los resultados, estas cifras se sacaron de casos en donde fueron los profesores los que decidieron dónde iban a sentarse los alumnos. Es decir, estos no decidieron sentarse en primera fila porque estuvieran motivados (y al revés en el caso de las últimas filas). ¿Y por qué quizás canalizarás mejor la información en primeras filas? Porque escucharás mejor al profesor y te verás obligado a prestar más atención (en las filas de atrás siempre hay más permisividad para el ocio y el esparcimiento).

6. Concéntrate

Apunta este regla de oro no solo para estudiar sino para la vida en general: si quieres hacer algo con eficiencia (y dedicando la menor cantidad de horas), debes evitar el multitasking, es decir, hacer muchas tareas a la vez. Si te toca estudiar durante una hora, dedícate solo a esta acción. Nada de ir fisgoneando qué te están diciendo por WhatsApp, o de repasar la lección mientras miras el último episodio de tu serie preferida en Netflix. El motivo por el que debes apostar por la concentración es muy lógico: si te distraes, tu cerebro invierte la misma energía a la distracción que a la actividad principal. Como resultado, no asimilas correctamente lo que te saldrá en los exámenes.

Si notas que procrastinas con mucha facilidad, implanta algunas medidas de prevención antes de ponerte a estudiar. Por ejemplo, si sabes que te cuesta poco ponerte a mirar el móvil, siléncialo, apágalo o guárdalo en otra habitación. Si enseguida abres un navegador para mirar Netflix, desconecta temporalmente internet. O utiliza algún tipo de extensión que desactiva redes sociales u otras distracciones digitales. Al principio te costará y te parecerá terrible, pero descubrirás que, concentrado, necesitarás solo una hora para memorizar cosas que quizás, con distracciones, logras asimilar tras 4, 5, 6... horas de estudio.

7. Toma apuntes a mano en lugar de recurrir al portátil

Si quieres estudiar con eficiencia, e invirtiendo menos horas, te tocará tomar notas a mano. Existen muchas investigaciones al respecto, pero una de las más recientes se llama precisamente El boli es más poderoso que el teclado: Las ventajas de tomar notas a mano en comparación con escribir en el portátil, publicado en abril de 2014 por los psicólogos Pam A. Mueller (de la Universidad de Princeton) y Daniel M. Oppenheimer (de la Universidad de California).

En este estudio, se concluyó que es más efectivo tomar apuntes o escribir resúmenes a mano porque esta metodología obliga al estudiante a concentrarse más en lo que escribe y, como resultado, el cerebro procesa y recontextualiza la información a mayor velocidad. Por contra, si tomas nota con un ordenador, el cerebro tiende a desconectarse debido a la facilidad de la tarea. Apuntas, pero no aprendes o procesas. Así que deja temporalmente la tecnología de lado y apuesta por el servicial e icónico boli (y su compañero de fatigas, el papel).

8. Transcribe tus preocupaciones

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Estudiant preocupada / Jeshoots (Unsplash)

Cuando estudias, es normal que se manifiesten preocupaciones en tu mente como "¿Y si no acaba saliendo este tema en el examen?", "¿Qué haré si el test acaba siendo más difícil de lo que pensaba?" o "¿Qué voy a hacer si no acabo sacando la nota de corte que necesito durante la selectividad?". Aunque estos pensamientos son normales, su insistencia puede distraerte y reducir tus energías para estudiar y concentrarte. ¿Cuál es la solución en caso de enorme rallada mental? Poner sobre el papel todo lo que se te pasa por la cabeza.

La psicóloga Kitty Klein explica que la escritura expresiva, es decir, aquella que pone de manifiesto tus pensamientos y emociones, ayuda a estudiar y memorizar mejor porque escribir lo que piensas es una forma de terminar con los laberintos mentales. Te quedas más tranquilo al darte permiso para manifestar físicamente lo que te ocurre en el plano mental, y puedes seguir estudiando con una distracción menos. Así que la próxima vez que te preocupe en exceso el devenir de un examen, dedica al menos 10 minutos a transcribir sin filtros ni miramientos todos estos pensamientos molestos e insidiosos.

9. Enseña a alguien aquello que estás estudiando

¿Alguna vez has realizado una presentación en clase, en el trabajo o en algún otro entorno? Seguro que, aunque han pasado muchos años desde esa presentación, que todavía recuerdas parte del contenido. Eso se debe a que las tareas de decidir qué información era importante, cómo distribuirla y presentarla obligó a tu cerebro a procesar ese conocimiento de una forma más rápida, eficiente y duradera.

Así que, como ya habrás deducido, puedes aplicar el mismo principio a tus sesiones de estudio. Una vez hayas aprendido una lección o tema, busca una amistad con ganas de escucharte y proponle hacerle una pequeña presentación de aquello que has estudiado. Este proceso te ayudará a solidificar el nuevo conocimiento en tu cerebro a mayor velocidad que si simplemente empollaras y ya está. En caso de que no encuentres a voluntarios que te quieran escuchar, escribe una entrada de blog al respecto o busca algún grupo de debate que toque temas parecidos a los que estás estudiando.

10. Aprende de tus errores

¿Temes cometer errores? Es un miedo normal: la sociedad occidental ha estigmatizado el fracaso cuando en realidad este forma parte del proceso natural hacia el éxito. Algo similar ocurre con la forma clásica de estudiar: si resulta que no has memorizado correctamente un dato, la conclusión clásica es que no has estudiado bien y debes dedicar aún más horas. Pero existe una alternativa más sana que te ayudará a estudiar con más calma mientras dedicas menos horas de las que crees: acepta tus errores y aprende de ellos.

Según explica el portal especializado en salud mental VeryWellMind, aprender de tu error y descubrir por qué te has equivocado te ayudará a asimilar mejor el nuevo conocimiento. La próxima vez que descubras que has memorizado mal una fecha histórica o una fórmula matemática, no te fustigues automáticamente; detente a entender cómo debes haber llegado a esa conclusión errónea. Este tipo de estrategia fomenta el pensamiento crítico, una habilidad imprescindible para convertir tu mente en una herramienta adaptable y flexible capaz de aprender todo tipo de información y rectificar a tiempo. Triunfarás en los exámenes gracias al desarrollo de este tipo de pensamiento.