El Hospital Vall d'Hebron de Barcelona ha realizado por primera vez en el Estado tres trasplantes de pulmón a una misma persona. Se trata de Mireia Sitjà, una joven de 24 años que sufre fibrosis quística, una enfermedad genética que afecta a los pulmones, al aparato digestivo y otros órganos del cuerpo y que a ella se le manifestó en los primeros meses de vida. A consecuencia de la fibrosis quística que sufría como enfermedad de origen, la paciente recibió un primer trasplante bipulmonar en 2016 después de presentar como complicación un neumotórax. En 2019 la chica presentó rechazo crónico de los órganos por lo que requirió un segundo trasplante de ambos pulmones. Recientemente, el hospital le ha hecho un tercer trasplante bipulmonar, ya que de nuevo ha presentado rechazo a los pulmones del segundo trasplante. Según ha detallado Alberto Jáuregui, jefe de Cirugía Torácica y Trasplante Pulmonar del centro, se trata de una "situación muy excepcional".

Para Mireia Sitjà tener unos nuevos pulmones ha supuesto una mejora sustancial en su vida, y aunque hace sólo una semana que ha salido del hospital, ha notado que puede hacer más cosas. "Antes con cualquier tontería me ahogaba, por ejemplo ponerme o los calcetines o hacerme una coleta", explica, "ahora puedo subir escaleras, puedo bailar, hacer bicicleta...". Teniendo en cuenta que se está recuperando, y ganando poco a poco una mayor capacidad pulmonar, también relata que debe ser muy "constante" y "disciplinada" con la medicación, además de tomar precauciones para no enfermar. Algo que siempre ha hecho, ya que Sitjà ha sufrido fibrosis quística desde pequeña. En este sentido, señala que en su caso lleva tiempo viviendo como en una "pandemia constante", ya que cuando aún no estaba la covid ya tenía que llevar mascarilla en clase. "Nunca me aburro, siempre estoy pendiente", bromea. Sin embargo, celebra que la última operación haya ido bien y subrayado que lo más importante es saber adaptarse a las circunstancias y vivir "el día a día".

 

Ganas de vivir 

Jáuregui explica que es una intervención muy complicada que solo se lleva a cabo en siete hospitales en España, pero, al ver las "ganas de vivir" de la paciente, se decidieron a hacerla. Antes, el equipo tuvo que solicitar una valoración del Comité de Trasplante Pulmonar de Vall d'Hebron formado por profesionales de cirugía torácica, neumología, anestesia, rehabilitación, cuidados intensivos y enfermería. En esta tercera intervención, que duró cuatro horas y media, participaron un equipo multidisciplinar de 17 profesionales de cirugía torácica, cirugía cardíaca, anestesiología, enfermería de anestesiología, coordinadora de enfermería de trasplante, enfermería perfusionista, enfermería quirúrgica, auxiliares y celadoras y celadores.

Según ha detallado el médico, en un segundo o tercer trasplante de pulmón a una misma persona aumentan las complicaciones quirúrgicas al haber mayor incidencia de sangrado y adherencias, complicaciones inmunológicas (el paciente ha podido generar anticuerpos al haber sido ya trasplantado de un primer órgano) e infecciosas.

Existen alternativas

Sobre el rechazo crónico, Jáuregui ha explicado que es la principal indicación del retrasplante de pulmón, una intervención complicada que se lleva a cabo por el riesgo del paciente de continuar con unos órganos que su cuerpo ha dejado de aceptar, no por la patología de origen. Se plantea la posibilidad del retrasplante cuando los pulmones que se trasplantaron desarrollan algún grado de disfunción y los pacientes vuelvan a desarrollar insuficiencia respiratoria irreversible.

El doctor ha reivindicado que hay mucha gente que tiene rechazo crónico y con esta triple intervención en una misma persona han demostrado que hay alternativas, por lo que ha animado a los pacientes a pedir una valoración: "Queremos decir a la gente que esto se puede hacer".

En este sentido, la neumóloga Cristina Berastegui detalla que solamente indican el retransplante en un 3% del total de transplantes que se realizan en el Vall d'Hebron. En el caso de la escala mundial la cifra se sitúa en un 4%, ya que existe mucha cicatrización y adherencias de la primera cirugía que pueden provocar un mayor riesgo de sangrado. Por eso habla del caso de Mireia como un hecho "excepcional" que evaluaron entre un amplio abanico de expertos para garantizar "su supervivencia".