Los remedios caseros suelen ser, en muchos casos, recetas que se pasan entre las generaciones en las familias y que se recomiendan a las personas del entorno para ayudarles a superar alguna dificultad, generalmente relacionada con una dolencia física. Algunas funcionan muy bien y acaban haciéndose célebres y de para otras, sin embargo, no existe tanta constatación de que sean realmente eficaces.

Lo cierto es que hay quienes creen que se trata de trucos que o bien no curan o lo hacen por su efecto placebo. De todos modos, la gran mayoría de ellos no se han sometido a revisiones científicas que comprueben su eficacia real. Aun así, hay numerosos remedios caseros a los que la ciencia en algún momento les ha prestado atención y ha confirmado que sirven o los ha desechado por encontrarlos de escasa o nula utilidad.

Infusión

Los siguientes tres remedios están probados científicamente, por lo que su aplicación no solo es segura sino que la misma ciencia los recomienda según los casos.

Aceite de eucalipto para el dolor

El aceite de eucalipto tiene un componente llamado 1,8-cineol, que puede ayudar a aliviar el dolor. El componente ha demostrado tener un efecto similar a la morfina cuando se ha probado en ratones. Además, se ha demostrado que el aceite de eucalipto alivia los dolores corporales incluso después de la inhalación.

Sin embargo, inhalar aceite de eucalipto no es para todo el mundo. Este aceite puede desencadenar asma y puede ser dañino para las mascotas. También puede provocar dificultad respiratoria en los bebés. Fuera de esos casos, está avalado por la ciencia como ayuda para aliviar el dolor.

Lavanda para la migraña y la ansiedad

La inhalación de lavanda puede ayudar con las migrañas, la ansiedad, la inquietud, los problemas de memoria cuando se está estresado y dormido, y además relaja la mente y el cuerpo de manera natural.

Como aceite esencial, también se puede combinar con otros aceites vegetales para aromaterapia. Un estudio científico descubrió que, en combinación con salvia y rosa, la lavanda era útil para aliviar los síntomas del síndrome premenstrual en las mujeres.

Lavanda

Jengibre para las náuseas y el dolor

Cuando tienes un resfriado, el jengibre puede ser tu aliado. Pero también cuando te duela la garganta o sufras de náuseas. Una taza de infusión se puede conseguir rallando el jengibre en un té, por ejemplo, y así conseguir potenciar su efecto. Además, tiene propiedades antiinflamatorias.  

Si te sientes un poco mareado y tienes dolor de cabeza, prueba con el jengibre. Bloquea la formación de ciertos tipos de compuestos inflamatorios y descompone la inflamación existente a través de un antioxidante que interactúa con la acidez en el líquido entre las articulaciones. Sus efectos antiinflamatorios no tienen los riesgos de los medicamentos antiinflamatorios no esteroideos, como el ibuprofeno.