El magnesio es el cuarto mineral más abundante de nuestro organismo y está implicado en más de 300 reacciones metabólicas que son esenciales para la salud humana, como la producción de energía, la regulación de la presión arterial, la transmisión los impulsos en el sistema nervioso o la contracción muscular.

De hecho, cuando se produce un déficit en el cuerpo, aumenta el riesgo de padecer patologías como la diabetes tipo 2, enfermedades cardíacas, trastornos del estado de ánimo y migrañas, como recoge este estudio llevado a cabo en Alemania.

Es un mineral presente en muchos alimentos como las verduras de hoja verde, legumbres, nueces y semillas, pero aun así, se calcula que dos tercios de la población padece algún tipo de carencia de magnesio. Para aumentar la ingesta, muchas personas recurren a los suplementos, de los que existe una gran variedad en función de los tipos de magnesio que existen en el mercado. Estos son cinco de los que se pueden tomar que aportan beneficios para nuestra salud.

Citrato de magnesio

El citrato de magnesio es una forma de magnesio unida al ácido cítrico, que se encuentra de forma natural en las frutas cítricas y les da su sabor agrio. Es una de las formulaciones de magnesio más comunes y biodisponibles, lo que significa que se absorbe más fácilmente en el tracto digestivo que otras formas. Por lo general, se toma por vía oral para reponer los niveles bajos de magnesio. Debido a su efecto laxante natural, a veces también se usa en dosis más altas para tratar el estreñimiento. También proporciona efectos calmantes para ayudar a aliviar los síntomas asociados con la depresión y la ansiedad.

Óxido de magnesio

El óxido de magnesio es una sal que combina magnesio y oxígeno y que forma una sustancia blanca en polvo que puede venderse en forma de polvo o cápsula. No se usa normalmente para prevenir o tratar las deficiencias de magnesio, porque es de peor absorción, pero si se emplea para el alivio a corto plazo de síntomas digestivos incómodos, como acidez, indigestión y estreñimiento. También se puede usar para tratar y prevenir las migrañas.

Cloruro de magnesio

El cloruro de magnesio es una sal de magnesio que incluye cloro. Se absorbe bien en el tracto digestivo, lo que lo convierte en un excelente suplemento multiusos. Puede usarse para tratar los niveles bajos de magnesio, la acidez estomacal y el estreñimiento. Generalmente se toma en forma de cápsulas o tabletas, pero a veces también se usa en productos tópicos como lociones y cremas.

Comprimidos de magnesio

Malato de magnesio

El malato de magnesio incluye ácido málico, que se encuentra de forma naturales en frutas como la manzana o en el vino. Tiene un sabor amargo y se usa a menudo como aditivo alimentario para realzar el sabor o agregar acidez. Las investigaciones sugieren que el malato de magnesio se absorbe muy bien en el tracto digestivo, por lo que es una excelente opción para reponer los niveles de magnesio. También se recomienda ocasionalmente como tratamiento para los síntomas asociados con la fibromialgia y el síndrome de fatiga crónica.

Sulfato de magnesio

El sulfato de magnesio se forma combinando magnesio, azufre y oxígeno. Se la conoce comúnmente como sal de Epsom. Es de color blanco con una textura similar a la de la sal de mesa. Se puede consumir como tratamiento para el estreñimiento, pero tiene un sabor desagradable. Se disuelve con frecuencia en el agua del baño para calmar los músculos doloridos y aliviar el estrés. A veces también se incluye en productos para el cuidado de la piel, como lociones o aceites corporales.