Un equipo de expertos de la Facultad de Medicina de la Universidad de Maryland han desarrollado una prueba de diagnóstico experimental para COVID-19 que puede detectar visualmente la presencia del virus en 10 minutos. El nuevo sistema consiste en un ensayo simple que contiene nanopartículas de oro plasmónicas para detectar un cambio de color cuando el virus está presente. La prueba no requiere el uso de ninguna técnica de laboratorio avanzada como las que se usan comúnmente para amplificar el ADN para el análisis.

Tubo test

La investigación ha sido publicada en la revista de nanotecnología de la American Chemical Society, ACS Nano. “Según nuestros resultados preliminares, creemos que esta nueva prueba podría detectar material de ARN del virus desde el primer día de la infección”, aseguran los científicos que han participado en ella. Al parecer, según explican una vez que se obtiene un hisopo nasal o una muestra de saliva de un paciente, el ARN se extrae de la muestra a través de un proceso simple que dura aproximadamente 10 minutos. La prueba utiliza una molécula altamente específica unida a las nanopartículas de oro para detectar una proteína en particular. Esta proteína es parte de la secuencia genética exclusiva del nuevo coronavirus. Cuando el biosensor se une a la secuencia génica del virus, las nanopartículas de oro responden cambiando el reactivo líquido de púrpura a azul. 

La precisión de cualquier prueba para detectar la COVID-19 se basa en la capacidad de detectar cualquier virus de manera fiable. Pero las pruebas de diagnóstico actuales no pueden detectar el virus hasta varios días después de la infección. Por esta razón, tienen una tasa significativa de resultados falsos negativos. Los expertos que han participado en esta investigación van a presentar este nuevo test en la Administración de Drogas y Alimentos de los Estados Unidos (FDA) durante el mes de junio con el objetivo de obtener una autorización de uso de emergencia para la prueba.

Mujer con mascarilla

Lo bueno de este sistema es que no exige la necesidad de una instalación de laboratorio sofisticada, por lo que es mucho menos costosa que una prueba de laboratorio para la detección de la COVID-19 estándar; no requiere equipo de laboratorio o personal capacitado para ejecutar la prueba y analizar los resultados. Si esta nueva prueba cumple con las expectativas de la FDA, podría utilizarse en guarderías, hogares de ancianos, campus universitarios y lugares de trabajo como una técnica de vigilancia para controlar cualquier resurgimiento de infecciones.

Si finalmente se aprueba su uso y también llega a Europa, sería sin duda una gran avance en la detección y la propagación de la enfermedad, sobre todo de cara al próximo otoño por si se produce un nuevo rebrote.