Tras las primeras autopsias llevadas a cabo entre las personas que habían fallecido debido al nuevo coronavirus, se pudieron extraer algunos datos curiosos que explican en buena medida el porqué de las graves consecuencias que ha tenido este patógeno en los diferentes países.

La investigación fue publicada en The Lancet el pasado mes de marzo y analizaba los datos de 191 pacientes chinos, 54 de ellos fallecidos durante el mes de enero. Uno de los aspectos que más llamaba la atención era el de las consecuencias vasculares de la enfermedad: el virus producía en algunas personas un problema en la coagulación por la que aumentaba la posibilidad de desarrollar trombos en los enfermos más graves.

Cirugía

Los trombos, en realidad, son un mecanismo de nuestro organismo para evitar que tengamos hemorragias masivas cuando el cuerpo queda herido y es algo que tiene que ver con la evolución del ser humano y que se produce desde hace cientos de miles de años. Pero, a medida que nos hacemos mayores, los trombos pueden resultar especialmente dañinos y hoy en día es más probable morir de una trombosis que de hemorragia.

Lo cierto es que, una de las causas que pueden alertar de un mal pronóstico de la COVID-19, es la formación de trombos, de hecho por eso a muchos pacientes se les ha tratado con heparinas, unos anticoagulantes muy empleados en el mundo sanitario. La COVID-19 afecta a los epitelios y endotelios de las vías respiratoria y digestiva. Es una infección que provoca una repuesta inflamatoria sistémica, a continuación una neumonía aguda y, en última instancia, al incremento de la coagulación tanto a nivel pulmonar, como en el resto de los órganos.

Las células tienen unos receptores que abre el SARS-CoV-2, desde que se introduce en el organismo a través de la nariz, la boca o los ojos. A continuación, se pega a las células epiteliales y endoteliales que son las que portan una serie de receptores llamados ACE2. Estos receptores son los que abren la puerta al virus que, a continuación, provoca una endotelitis o inflamación del endotelio vascular.

Enferma

Como esta parte del organismo una de las funciones que tiene es prevenir la formación de coágulos, cuando se ven alteradas por el coronavirus se produce un aumento de las posibilidades de sufrirlos. De hecho, una investigación realizada por expertos de las Universidades de Brighton y Sussex, concluyó que, tras estudiar 274 casos consecutivos de COVID-19 ingresados en el hospital, un porcentaje significativo de ellos (7,7%) fue diagnosticado con tromboembolismo venoso. El más común de entre los casos de este tromboembolismo venoso fue el embolismo pulmonar, es decir, la formación de un coágulo de sangre en los pulmones.

 

Según los expertos, estos datos ponen de manifiesto la importancia de seguir investigando para explorar los mecanismos de acción de la COVID-19.