Los cuidadores en el hogar de personas con alguna discapacidad o condición crónica son la columna vertebral de la atención a largo plazo de estos pacientes. Son millones en todo el mundo y, la mayoría de ellos, familiares o amigos no remunerados. Ofrecer atención continua a sus seres queridos según lo necesiten puede afectar a su salud mental, de hecho, la investigación ha demostrado que los tienen un alto riesgo de sufrir estrés crónico, así como ansiedad y depresión. 

Y en tiempos de pandemia, los desafíos adicionales a los que tienen que enfrentarse son mayores. Entre otras cosas, la falta de sueño debido a la atención durante 24 horas al día y la fatiga que esto supone y que puede afectar a la capacidad de ayudar con las necesidades físicas que tiene el paciente. Los sentimientos de fracaso al no poder aliviar el dolor y la ansiedad del paciente pueden afectar la autoestima del cuidador y sembrar dudas de que no son lo suficientemente buenos para el trabajo, lo que lleva a sentimientos de culpa y luego a un estado de ánimo bajo. Y este impacto se vuelve aún más grave en el contexto de una emergencia de salud pública, como la pandemia actual.

 

Un reciente artículo publicado en el Journal of Pain and Symptom Management explica cómo la pandemia eleva los niveles de estrés de los cuidadores familiares y afecte su salud mental. Algunos de los factores que contribuyen a una peor salud mental son una mayor sensación de aislamiento y un menor acceso a las fuentes de apoyo debido a las medidas de distanciamiento físico, los retrasos o cancelaciones en los servicios de atención primaria, así como la sensación de tensión descomunal que se está viviendo en estos momentos.

Los padres con hijos con discapacidades severas tienen que hacer frente a situaciones extraordinarias, como la cancelación de las terapias. Las reuniones grupales para personas con afecciones crónicas se han suspendido, los servicios de atención también. Si ya de por sí, aquellos que cuidan a alguien con discapacidades como una demencia ven un fuerte impacto en su calidad de vida, incluidas sus relaciones sociales, el estrés inherente a estas dinámicas cambiantes durante la pandemia se multiplica.

A veces, se producen dificultades para explicar estos ajustes que están siendo necesarios llevar a cabo durante la pandemia. Los cambios en las rutinas causan confusión y frustración en los pacientes, porque muchos de ellos no logran entender del todo la situación que se está produciendo.

Por este motivo, la ansiedad, la frustración, el resentimiento, el desapego emocional y la culpa en relación con la mayor sensación de estrés y presión que la pandemia ha creado son el pan de cada día para estas personas. Por eso, los expertos señalan que el primer paso es reconocer que ellos también necesitan y merecen apoyo y comprensión. Es importante que los cuidadores piensen en su propio bienestar.

Enferma

El cuidado personal no es egoísta  y sólo se puede cuidar a alguien más si se está lo suficientemente bien personalmente. Para poder mantener la calma y mostrar paciencia y comprensión hacia las personas que cuidan, deben experimentar los mismos sentimientos hacia ellos. Por eso, es aconsejable que consulten con algún especialista que les ayude a lidiar con esta situación y, siempre que sea posible, que tomen descansos de sus responsabilidades para lograr el bienestar emocional, bien sea saliendo a pasear, quedar con otras personas o estar solos durante algún tiempo.