El incremento de la prevalencia de síndrome metabólico a nivel mundial es alarmante. Teniendo en cuenta que es un factor de riesgo para el desarrollo de diabetes y otras enfermedades cardiovasculares, la situación es muy preocupante. En Estados Unidos y en otros países de la Unión Europea, la prevalencia llega hasta el 37 por ciento de la población.

Un nuevo estudio, publicado esta semana en la revista JAMA muestra que el número de personas con síndrome metabólico continúa aumentando poco a poco. Uno de los autores principales del trabajo asegura que este crecimiento se está produciendo porque que todas las campañas para comer sano y hacer el necesario ejercicio no son suficientes.

Hombre obeso

El estudio se ha llevado a cabo en Estados Unidos, pero puede servir para muchos de los países occidentales de Europa, que se encuentran en una situación similar. Según concluye, el porcentaje general de personas en los Estados Unidos con síndrome metabólico ha aumentado hasta el 37% de la población. Sin embargo, una inmersión profunda en los datos muestra que en las personas mayores y en otros subgrupos poblacionales, esta cifra puede aumentar hasta  más del 50 por ciento.

Se considera síndrome metabólico la presencia de tres o más de estas cinco condiciones: hipertensión, azúcar elevado en sangre, sobrepeso u obesidad, niveles altos de triglicéridos y niveles bajos de colesterol HDL o bueno. El problema es que en muchas ocasiones, los comienzos de este síndrome son la antesala de enfermedades mucho más peligrosas, de ahí la preocupación de los médicos.

La mayor parte de los trastornos coronarios relacionados con el síndrome metabólico se producen entre los 65 y 75 años. Son, principalmente, la diabetes, la enfermedad cardiovascular y las enfermedades coronarias. El estrés, el aislamiento, la facilidad de acceso a alimentos de peor calidad y el poco tiempo para poder realizar ejercicio físico son algunas de las razones que están haciendo aumentar estas cifras de enfermos de forma considerable. A esto se suma el crecimiento en el consumo de alcohol, que ha sido llamativo durante este periodo de confinamiento.

Los expertos piden que se realicen campañas dirigidas hacia el público que cuiden mucho el lenguaje, por ejemplo, sustituyendo la palabra ejercicio por movimiento. El movimiento hace referencia a otras actividades que pueden resultar placenteras, y no tanto a ponerse a hacer ejercicio en un gimnasio, un concepto que a muchos les resulta abrumador. Puede referirse a salir a caminar, a tener sexo o incluso a hacer jardinería: cualquier cosa que implique moverse y aumentar el ritmo cardíaco.

En cuanto a la alimentación, el mejor consejo es no venderlo como una dieta restrictiva que puede acompañar a la persona un tiempo, sino como un cambio en la alimentación que implique la inclusión de más alimentos saludables, pero que permita en algunas ocasiones tomar dulces u otro tipo de productos cuya retirada puede causar mucho estrés.

Bocadillo

Por último, es también importante señalar que la falta de sueño afecta a cómo las hormonas desencadenan el apetito, por lo que es importante transmitir la necesidad de dormir de siete a nueve horas al día y procurar acompasar los ciclos circadianos, es decir, acostarse y levantarse pronto.