La mayor parte de las parejas en nuestra sociedad sigue apostando por la monogamia –al menos aparentemente– como queda patente en los estudios que se han realizado al respecto. Pero es innegable que el número de parejas que optan por una relación abierta sigue creciendo. Una de las dudas que más se genera en estos casos es si es posible que funcionen a largo plazo.

Una investigación reciente sugiere que pueden resultar saludables y satisfactorias, e identifica las tres condiciones que hacen que esto sea así, lo que ellos llaman el modelo Triple C que consiste en tres premisas: el consentimiento mutuo, la comodidad y, quizás lo más importante, la comunicación sobre el sexo que se tiene con otras personas. 

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Para llevar a cabo el estudio se analizaron las respuestas de 1.658 personas que completaron un cuestionario relativo a este modelo Triple C. Los investigadores organizaron a los participantes en cinco grupos según el tipo de relación que describieron: relación monógama en la etapa inicial, relación monógama en una etapa posterior, relación consensuada no monógama con altos niveles de consentimiento, comunicación y comodidad, relación parcialmente abierta con niveles más bajos de consentimiento mutuo, comodidad y comunicación, y relación unilateral, en la que una pareja quiere monogamia, mientras que la otra tiene relaciones sexuales con otras personas.

Los resultados revelaron que las parejas no monógamas y las no monógamas consensuadas tenían un nivel más alto de satisfacción. En contraste, las parcialmente abiertas y unilaterales presentaban los mayores niveles de satisfacción.

El estudio, llevado a cabo en la Universidad de Rochester en Nueva York, destaca que la comunicación es el asunto crítico para poder llevar a cabo una relación no monógama en una cultura dominada por la monogamia. Las parejas que deciden llevar a cabo este tipo de relaciones abiertas deben protegerse mutuamente de posibles sentimientos de celos, así como abstenerse de hacer un juicio sobre las actuaciones del otro. La dimensión de la comunicación debe establecer también una serie de límites. Permite, por ejemplo, que las parejas negocien reglas sobre el sexo fuera de la relación mientras mantienen altos niveles de respeto y consideración hacia los sentimientos mutuos.

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En cuanto al consentimiento, en la investigación se subraya que debe interpretarse como una condición en la que ambos socios acuerdan explícitamente la naturaleza de su relación. Por ejemplo, ¿debe haber exclusividad sexual? ¿Esta decisión también se aplicaría a la exclusividad emocional? ¿Y qué tipos de otras parejas sexuales serían permitidas? 

En lo referente a la comodidad, hace referencia a si las parejas sienten que tienen que aceptar una relación abierta aunque realmente quieran que sea monógama. Una pregunta relacionada con la comodidad consistiría en preguntar cómo de molesto podría sentirse uno de los individuos de la pareja si supiera que la otra persona está teniendo relaciones sexuales con otros o al revés. Si a ambos no les importa, esto significa que se dan altos niveles de comodidad mutua.