En algunas ocasiones, deportistas que han jugado al fútbol, el rugby, el fútbol americano o el boxeo han desarrollado una enfermedad poco conocida llamada la encefalopatía traumática crónica (CTE), una dolencia neurodegenerativa causada por lesiones repetidas en la cabeza. Hasta ahora no había un método certero de detectarlo, de hecho en algunos casos se ha identificado una vez estas personas habían fallecido, pero no se diagnostica.

Ahora, un nuevo estudio publicado en Brain Journal of Neurology, informa de que un equipo de investigadores de la Universidad Ben-Gurion del Negev (BGU) han desarrollado una nueva resonancia magnética con la que es posible detectar la enfermedad en personas afectadas, lo que supone todo un avance para la detección precoz. La prueba utiliza técnicas de imágenes cerebrales y métodos analíticos, que pueden determinar si los jugadores han desarrollado la patología midiendo la fuga de la barrera hematoencefálica.

Rugby

La barrera hematoencefálica es una interfaz entre la sangre y el entorno cerebral que impide la transferencia de moléculas no deseadas u organismos infecciosos de la sangre al cerebro. El hecho de romper la integridad de esta barrera causa muchas enfermedades cerebrales y neurodegeneración. Las personas que desarrollan la encefalopatía presentan una barrera hematoencefálica con fugas, lo que causa disfunción y degeneración cerebral. Algunos jugadores reparan su barrera rápidamente, y si no sufren lesiones cerebrales traumáticas o no son sensibles a la lesión cerebral, no suelen desarrollar la encefalopatía. Pero otros sí.

Esta prueba desarrollada en Israel podría proporcionar la primera (y hasta ahora la única) evidencia de lesión cerebral en los jugadores. De hecho han llevado a cabo la investigación con futbolistas del equipo de fútbol americano de Israel. “Creemos que las personas con fugas persistentes que abarcan meses o años tienen más probabilidades de desarrollar CTE”, aseguran los expertos.

Los expertos analizaron 42 jugadores de la liga israelí de fútbol americano, junto con otro grupo de 27 atletas que practican un deporte sin contacto y 26 no atletas. También se realizaron exploraciones de resonancia magnética en 51 pacientes con tumores cerebrales malignos, accidente cerebrovascular isquémico o lesión cerebral traumática.

Los expertos desarrollaron un protocolo de resonancia magnética mejorada con contraste dinámico  y métodos analíticos para investigar la patología vascular y el trastorno de la barrera hematoencefálica asociado con lesiones cerebrales traumáticas leves repetidas en los jugadores. Por primera vez, utilizando imágenes del cerebro humano, distinguieron entre fugas rápidas y lentas a través de la barrera hematoencefálica de carácter patológico. Mostraron que la patología vascular postraumática específica localizada puede persistir durante meses en un subconjunto de jugadores.

Fútbol americano

Los jugadores de fútbol mostraron tres veces más probabilidades de un barrera hematoencefálica con fugas que los otros grupos que practicaban otros deportes y los no atletas. Esta variabilidad individual puede explicar la amplia gama de déficits cognitivos y deficiencias neuropsiquiátricas observadas en los jugadores, lo que probablemente refleje diferencias en las redes cerebrales afectadas.