Es difícil, en un año tan complicado como está siendo 2020, hablar del tiempo que pasamos frente a las pantallas. Con un confinamiento como el que ha habido, las restricciones y el panorama que se presenta con los rebrotes, la televisión o los ordenadores se han convertido en muchos hogares en un medio para la distracción de padres e hijos en momentos difíciles.

Como resultado, por norma general nos hemos vuelto menos activos. Pero las consecuencias para la salud son innegables. Un equipo de investigadores ha realizado un estudio observacional para una investigación a largo plazo destinada a estudiar cómo la genética y el medio ambiente impactan en el desarrollo de enfermedades. 

Chica con el portátil

La investigación

En el estudio, los investigadores analizaron datos sobre el estilo de vida y la demografía de un total de 490.966 participantes entre las edades de 37 y 73 años. Se siguió a los participantes de 2006 a 2018, y sus datos se vincularon a los registros nacionales de muertes y enfermedades.

Para descartar la posibilidad de que la mala salud estuviera provocando que los participantes fueran más sedentarios y vieran más televisión, los investigadores excluyeron de su estudio a los que tenían cáncer y enfermedades cardiovasculares. Además, dejaron fuera a cualquier persona que hubiera tenido algún evento adverso relacionado con su salud en los 2 años anteriores. Cuando analizaron los datos, el equipo descubrió que los que tenían los riesgos generales más bajos para la salud eran los que veían televisión durante 2 horas o menos al día.

Los expertos estimaron que el 6 por ciento de todas las muertes y el 8 por ciento de las muertes cardiovasculares se asociaron con el tiempo de visualización de televisión. Además, los científicos concluyeron que si los participantes limitaran el tiempo de televisión a 2 horas al día, podría potencialmente prevenir o retrasar todas las muertes en un 5,62 por ciento y las muertes cardiovasculares en un 7,97 por ciento. Se trata de cifras considerables.

Pero como es lógico no es solo el acto físico de ver televisión lo que contribuye a la mala salud, sino que simboliza el estilo de vida sedentario de una persona. “Cuanto más ve la televisión alguien, menos mueve su cuerpo”, aseguran los expertos.  Pero es extrapolable a ver vídeos en el teléfono, en una tablet o en un ordenador.

Mujer con el mando a distancia

Los científicos recomiendan buscar maneras simples de volverse más activo. En primer lugar, acudir a la consulta del médico para hacer una evaluación de la salud y comenzar a cambiar hábitos alimenticios, así como obtener recomendaciones acerca de qué tipo de actividades son las mejores para las necesidades personales de cada uno en función de su edad y su salud.  Además, hay que ir realizándolas poco a poco, comenzando con 5 minutos al día y aumentando gradualmente.

También hay que tener en cuenta que cualquier actividad física puede contarse como ejercicio, como ir al supermercado, pasar la aspiradora o lavar los platos, por lo que sería bueno incrementar este tipo de acciones en el día a día.  El objetivo final es realizar aproximadamente 150 minutos por semana de actividad física de intensidad moderada o 75 minutos por semana de actividad física de intensidad vigorosa.