Son muchos padres los que viven con una cierta desesperación la hora de la comida de sus hijos. Mientras que algunos niños comen de todo sin dificultades, otros ponen pegas a muchos alimentos y convierten cada almuerzo en un momento de tensión y ansiedad para toda la familia. En algunos casos, existe rechazo total hacia las verduras, por ejemplo, o las legumbres, de tal forma que se niegan a ingerirlos o pueden tardar mucho tiempo en terminar de comer.

Para los padres puede convertirse en una desesperación, puesto que precisamente a esa edad es verdaderamente necesaria la ingesta de muchos nutrientes y vitaminas que contienen en un alto porcentaje precisamente alimentos como esos, y no los bollos o caramelos que suelen preferir.

Una nueva investigación llevada a cabo por expertos de la Universidad de Australia del Sur y la Universidad de Queensland está ofreciendo una mejor comprensión de lo que les pasa por la cabeza a estos niños quisquillosos con la comida y qué es lo más probable que ocurra en lo que respecta a la necesidad de comer en los niños menores de 10 años.

Niña comiendo cereales

Al revisar 80 estudios de la industria de la salud, los investigadores concluyeron que una variedad de factores contribuyen a la probabilidad de que un niño sea tan mal comedor. Eso sí, subrayan que presionar a un niño para que coma, ofrecer recompensas por comer, o una paternidad muy estricta al respecto influye negativamente en aquellos que comen mal. Por el contrario, un estilo de crianza más relajado con determinadas pautas reduce la posibilidad de que esa actitud se extienda en el tiempo o se acreciente.

La investigadora principal, Laine Chilman, asegura que algunas de estas preferencias se relacionan con las características o la personalidad de un niño y son difíciles de cambiar. Es importante no caer en errores como dejarles comer frente al televisor, o recompensarles por comer ciertos alimentos, porque estos comportamientos influyen negativamente precisamente en los niños con problemas con la comida.

Por parte de los padres, mostrar demasiado estrés o preocupación tampoco es adecuado, según la investigación. De hecho agrava el problema cuando viene acompañado de enfados y castigos, aunque determinadas situaciones pueden ser muy difíciles. Estos son los mejores consejos para mejorar:

>Programar horarios de comida regulares, porque reduce los niveles de estrés.

>Involucrar a los niños en la preparación de alimentos: la familiaridad y la sensación de control pueden ayudar

>Si son varios miembros en familia, tratar de comer todos juntos.

>Apagar la televisión: es importante que los niños se centren en la comida, no en las pantallas

>Eliminar las recompensas, los sobornos o los castigos.