Que la exposición continuada al sol y a los rayos ultravioleta aumenta el riesgo de padecer cáncer de piel no es ninguna novedad. Pero sí que lo es el hecho de que la lluvia y el clima más frío también pueden influir en el desarrollo de esa enfermedad. Así ha quedado demostrado en un estudio llevado a cabo por expertos de la Universidad de Pennsylvania.

Investigaciones anteriores llevadas a cabo en Estados Unidos habían demostrado que existe una sorprendente disparidad entre la incidencia del cáncer y las tasas de mortalidad en diferentes regiones de este país. En concreto, las tasas más altas se producen en la Costa Este. Durante mucho tiempo se ha intentado relacionar este dato con diferentes factores: raciales, étnicos, de comportamiento, sociales, económicos y de estilo de vida. También se han tenido en cuenta otros como la contaminación del aire y la exposición a pesticidas.

Campo

Esta nueva investigación, publicada en Environmental Engineering Science, analiza el papel potencial de la lluvia y la zona climática con el riesgo de padecer cáncer. Según los expertos que han participado, la temperatura y la humedad de una determinada zona parece estar relacionada en cierta manera con un incremento de los casos de esta enfermedad, no tanto por las variables en sí como por el hecho de que estos factores pueden aumentar la exposición a carcinógenos, al actuar como portadores o al aumentar la generación natural de los mismos. 

Se trata del primer estudio de estas características que se lleva a cabo en Estados Unidos teniendo relacionando estos tres aspectos, lluvia, zona climática y cáncer, y para llevarlo a cabo los científicos han reunido datos de diferentes tipos de cáncer: mama, ovario, pulmón, colorrectal y próstata. Se han escogido 15 estados al azar: Arizona, Arkansas, California, Connecticut, Georgia, Iowa, Massachusetts, Nueva York, Nueva Jersey, Oklahoma, Carolina del Sur, Texas, Utah, Washington y Wisconsin.

Se tuvieron en cuenta otros factores como la edad, el género, el origen étnico o el nivel de ingresos y, aún así, la variable de la temperatura destacó entre las demás. En general, las tasas de incidencia de cáncer fueron más altas en regiones muy frías en comparación con climas cálidos y secos. Sin embargo, cuando el equipo dividió el cáncer en tipos, hubo algunas excepciones. Por ejemplo, el cáncer de pulmón fue más frecuente en zonas cálidas y secas. 

Aunque el estudio ha tenido ciertas limitaciones –por ejemplo, los investigadores solo analizaron 15 estados, por lo que el patrón puede no ser válido para todos los estados, o incluso para otros países–, es importante la conclusión obtenida, por cuanto tiene de novedosa y por la vía que abre para investigar sobre esta cuestión.

Día lluvioso

Por ejemplo, los expertos creen que en la Costa Este, el aumento de la lluvia filtra elementos alcalinos como el magnesio y el potasio del suelo. Esto hace que el suelo sea más ácido. En suelos ácidos, y también en zonas más frías, las bacterias oxidantes de amoníaco son más comunes.  Estas bacterias convierten el amoníaco en nitritos, y en condiciones más ácidas, los nitritos pueden convertirse en ácido nitroso, que se libera a la atmósfera. Las autoridades sanitarias consideran que el ácido nitroso es un carcinógeno. 

En cuanto a las precipitaciones, lo han relacionado con el hecho de que la piel produce vitamina D en respuesta a la radiación ultravioleta del sol. Algunos estudios han relacionado la deficiencia vitamina D con algunos tipos de cáncer, por lo que, en las regiones más lluviosas con menos luz solar, esto podría desempeñar un factor de riesgo.