Las medidas de desescalada y el permiso para poder pasear y hacer deporte durante el día en diferentes franjas de edad han provocado que cada día, millones de personas salgan a las calles para recobrar un mínimo de normalidad de sus vidas y aprovechar las primeras medidas del desconfinamiento. Esto además, ha coincidido con la llegada de unas temperaturas más calurosas, registrando los termómetros una cifras que nos están acercando en estos días a una situación más parecida al verano que al de esta época del año.

Por este motivo, resulta muy importante tomar las medidas adecuadas para evitar quemaduras y problemas en la piel. Y el papel de los protectores solares es clave. Pero… ¿cuál debe escoger cada persona?

Hombre corriendo

Uno de los primeros aspectos a tener en cuenta es el nivel de protección o factor  SPF. Aparece en las cremas y suele ir seguido de un número que es un indicador estándar de los minutos que el producto protege frente al sol. Dependiendo de lo que cada persona tarde en quemarse, el índice aumenta en ese número de veces el tiempo que se puede permanecer al sol sin que le afecte. Por ejemplo, si una persona muy blanca tarda 10 minutos en ponerse roja, utilizando un SPF 50 pasarían 500 minutos antes de quemarse. Eso siempre en teoría, porque lo aconsejable es volver a darse la crema antes de que transcurra ese tiempo.

Por lo tanto, pensar que una crema con factor 50 va a proteger más que una de 15 es en realidad un mito. Los productos con un índice menor protegen igual, pero durante menos tiempo. Por eso para las personas con la piel más blanca se suele aconsejar utilizar protector mayor y para las más morenas, que se queman menos, uno con un índice menor.

En el caso de los niños se recomienda utilizar el máximo factor de protección, porque existen muchos factores que reducen la capacidad de protección, como los roces de la ropa, las toallas, la arena, el césped y un largo etcétera.

Niña al sol

Eso sí, hay que recordar también que los fotoprotectores nunca deben considerarse un procedimiento sin riesgos para prolongar la exposición solar sin sufrir quemadura, porque aunque no se vean los efectos a corto plazo, pueden producirse carcinomas, melanomas y envejecimiento.

Además, no hay que olvidar que deben aplicarse 15 minutos antes de la exposición solar, repitiendo la acción cada 2 o 4 horas. En cuanto a la cantidad suficiente, lo aconsejable es 2 ml o mg por cada centímetro cuadrado de piel. Hay que tener en cuenta que el principal responsable del cáncer de piel es la radiación ultravioleta recibida de una exposición inadecuada al sol y la incidencia de melanomas aumenta aproximadamente un 10% cada año.