A la osteoporosis se le ha denominado en ocasiones como una epidemia silenciosa, porque en sus primeras etapas no presenta apenas síntomas. Se calcula que afecta a más de 75 millones de personas en todo el mundo, sobre todo mujeres, y generalmente comienza a aparecer a partir de los 50 años. El calculo es que aproximadamente 1 de cada 3 mujeres y 1 de cada 5 hombres mayores de 50 años sufrirán al menos una fractura osteoporótica en su vida.

Según la Organización Mundial de la Salud, consiste en una disminución de la masa ósea y un deterioro de los huesos debidos a una pérdida de los minerales que contienen, lo que genera una mayor probabilidad de sufrir fracturas. En cuanto a su origen es variado: el nivel de masa ósea de la persona, el paso de los años, factores genéticos y hereditarios, la menopausia, alteraciones hormonales, una mala alimentación, la falta de ejercicio físico… son muchos los factores que intervienen e influyen en su desarrollo en las mujeres.

Mujer sonriente

A pesar de que al principio no suele presentar síntomas, a medida que los huesos se van debilitando sí que existen una serie de factores que pueden alertarnos de su aparición. Por ejemplo, un dolor de espalda intenso que no se mitiga con el tiempo, una pérdida de estatura leve, una mala postura en la espalda (encorvamiento) que se va acentuando o una fractura que aparece con un pequeño golpe no demasiado grave.

Las fracturas son muy típicas porque con esta enfermedad, los huesos se vuelven más porosos, delgados y frágiles, lo que reduce su resistencia a los golpes y a los traumatismos. Las fracturas más comunes son las de muñeca, las de cadera y las de las vertebras.

La fractura vertebral a veces pasa desapercibida, tanto como que sucede en las dos terceras partes de los casos. Se presenta con un dolor muy intenso al hacer esfuerzos como levantar una carga o hacer un movimiento brusco. Generalmente producen contracturas que impiden la flexión o rotación de la columna, afectando mucho a la calidad de vida. También pueden producir un fuerte dolor en las fosas ilíacas y en los flancos.

La prueba que determina la existencia de la osteoporosis es la densitometría ósea, que ofrece la información necesaria para calcular la pérdida de densidad mineral ósea y predecir el riesgo de fractura.

Hombre

Generalmente los tratamientos consisten en la administración de suplementos de calcio y vitamina D, que facilita la absorción del calcio, y en los casos en los que se requiera, fármacos que disminuyen la reabsorción del hueso. Cuando se trata de mujeres menopáusicas, en ocasiones se recetan estrógenos.

En cuanto a la prevención, lo más aconsejable es que desde edades muy tempranas se siga una dieta equilibrada que incluya alimentos ricos en lácteos, espinacas, col rizada, brócoli, frutos secos o semillas de sésamo. Además, también es recomendable el ejercicio físico de carácter moderado, sobre todo aquellos que refuercen los músculos y que muevan los huesos, con el objeto de mantener la densidad ósea.