Un pólipo de colon es un pequeño crecimiento de tejido que suelen aparecer a medida que la persona va cumpliendo años. Se calcula que alrededor del 30% de las personas de 50 años o más, los puede padecer. La mayoría son inofensivos, pero algunos pueden convertirse en un cáncer, por eso es importante prevenir su aparición y tenerlos controlados si ya han surgido.

Los más comunes son los pólipos hiperplásicos y los adenomatosos. Los dos tienen un bajo potencial de malignidad, pero los segundos son más peligrosos, por eso los médicos suelen recomendar eliminarlos. El problema para su detección temprana es que las personas que los padecen no tienen signos o síntomas de la afección. De hecho, en la mayoría de los casos se encuentran durante las pruebas de rutina o mientras se analiza otro tipo de trastorno. 

Cuando provocan síntomas, suelen manifestarse como sangrado del recto, dolor abdominal, calambres, un cambio en el color de las heces, anemia por deficiencia de hierro y cambios en los hábitos intestinales que duran más de una semana, incluido el estreñimiento o la diarrea. 

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No se conocen aún con exactitud las causas de los pólipos en el colon, pero su apariencia puede estar relacionada con los siguientes factores de estilo de vida:  comer mucha carne roja, una dieta alta en grasas, tomar poca fibra, fumar y padecer obesidad. En algunas personas, influyen los factores genéticos y provocan que las células del colon se multipliquen más de lo que deberían, por lo que presentan un mayor riesgo de desarrollar cáncer en varios órganos, incluidos el intestino delgado y el colon.

Los exámenes para detectarlos incluyen una colonoscopia. A continuación, se puede extraer cualquier pólipo o tomar una biopsia, una muestra de tejido que se envía a un laboratorio para su examen bajo un microscopio. Una vez se confirme el diagnóstico, los médicos generalmente recomiendan cirugía para extirparlos, además de cambios en el estilo de vida para evitar que vuelvan a aparecer de nuevo.

La extirpación se puede hacer en la misma colonoscopia, de hecho es lo más habitual. Para pólipos más pequeños, pueden inyectar un líquido debajo del pólipo para elevarlo y aislarlo del área circundante para facilitar su extracción. Cuando son demasiado grandes, también se puede realizar una laparoscopia, en la cual se hace una pequeña incisión en el abdomen o la pelvis y se inserta un instrumento llamado laparoscopio en el intestino. 

Intervención

La extirpación de pólipos es la mejor manera de tratar esta afección y prevenir el desarrollo de cáncer. Las personas con factores de riesgo deben hacerse exámenes de detección, especialmente si son mayores de 50 años.