La Organización Mundial de la Salud (OMS) ha alertado de que los vaporizadores y los cigarrillos electrónicos "presentan riesgos claros para la salud y de ninguna manera son seguros", por lo que insta a los gobiernos a legislar sobre estos dispositivos para "interrumpir su promoción y su aceptación y prohibir que se realicen afirmaciones falsas o no comprobadas sobre ellos".

En este sentido, pide que se prohíba su uso en lugares públicos y de trabajo cerrados, "dados los riesgos para la salud que representan también para los no usuarios" y recomienda que se graven de manera similar a los productos del tabaco, al tiempo que rechaza que se puedan considerar un sistema que ayude a dejar de fumar porque "no hay pruebas suficientes que lo respalden”.

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La OMS pide que se prohíba el uso de vaporizadores y cigarrillos electrónicos en lugares públicos y trabajos cerrados / Europa Press

Suministro de Nicotina

En una guía que acaba de publicar respondiendo a preguntas sobre su seguridad, el riesgo de contraer enfermedades pulmonares, lo adictivos pueden llegar a ser, y qué deberían hacer las autoridades mundiales, la agencia de la ONU afirma categóricamente que "no hay duda de que son perjudiciales para la salud y no son seguros" y "no hay pruebas suficientes para respaldar el uso de estos productos para dejar de fumar".

Existen muchos tipos diferentes de estos dispositivos, "también conocidos como Sistemas Electrónicos de Suministro de Nicotina, con cantidades variables y emisiones nocivas que de acuerdo con la OMS contienen otras sustancias tóxicas que son perjudiciales tanto para los usuarios como para las personas expuestas a los vapores de segunda mano".

La OMS resalta que son "particularmente peligrosos" para los adolescentes ya que "la nicotina es altamente adictiva y los cerebros de los jóvenes se desarrollan hasta los veintitantos años. La exposición a la nicotina puede tener efectos nocivos duraderos", alerta.

Además, asegura que los jóvenes que usan vaporizadores tienen más probabilidades de consumir tabaco "y está claro que aumentan el riesgo de enfermedades cardiacas y trastornos pulmonares. Para las mujeres embarazadas, los suministros electrónicos de nicotina presentan riesgos significativos ya que pueden dañar al feto en crecimiento".

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La OMS asegura que no hay pruebas suficientes para respaldar el uso de los vaporizadores para dejar de fumar / Europa Press

Lesiones pulmonares

La guía se detiene, asimismo, en los fallecimientos en Estados Unidos que se han asociado al consumo de estos productos y en el aumento en las lesiones pulmonares relacionadas a los vaporizadores. 

Así, recuerda que el pasado 17 de septiembre los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades de Estados Unidos activaron una investigación de emergencia sobre los vínculos entre los cigarrillos electrónicos y vaporizadores y las lesiones y muertes pulmonares. En diciembre se habían notificado más de 2.409 casos de pacientes hospitalizados y 52 muertes confirmadas.

La regulación

Considerando que "los cigarrillos electrónicos y vaporizadores son perjudiciales para la salud" insta a que, "donde no están prohibidos deben ser regulados". Ya están controlados en más de 30 países en todo el mundo, y cada vez más países consideran prohibiciones para proteger a los jóvenes, apunta la organizació.

A su juicio, esta regulación debe "interrumpir la promoción y la aceptación de los productos, reducir los riesgos potenciales para la salud de usuarios y no usuarios, prohibir que se realicen afirmaciones falsas o no comprobadas sobre los dispositivos y proteger los esfuerzos existentes para el control del tabaco".

Acerca de los sabores que presentan estos dispositivos, señala que existen alrededor de 15.000 sabores únicos, "incluidos los sabores diseñados para atraer a los jóvenes, como el chicle y el algodón de azúcar". Para evitar su consumo por parte de este grupo de población más vulnerable, la OMS pide específicamente que "los gobiernos deberían restringir la publicidad, la promoción y el patrocinio de estos productos para proteger a los jóvenes, otros grupos vulnerables y los no fumadores".

Además, la Organización recomienda gravar estos dispositivos de manera similar a los productos del tabaco, ya que ofrece beneficios mutuos para los Gobiernos y para proteger a los ciudadanos a través de precios más altos que impiden el consumo.