Aunque aquí el término no está tan extendido, en el mundo anglosajón la “brain fog” o “niebla en el cerebro” es objeto de debate e investigaciones dentro de la comunidad científica. Pero, ¿qué es exactamente? ¿Una patología, un síntoma de otra enfermedad, una consecuencia de nuestro modo de vida?

En principio, hay acuerdo en que no se trata de una enfermedad en sí misma, sino más bien un síntoma que puede ponernos sobre aviso de la existencia de otro tipo de patologías. De hecho, científicamente se considera como una disfunción cognitiva que está relacionada con la depresión, la ansiedad, el síndrome de fatiga crónica, el hipotiroidismo, la fibromialgia o la artritis reumatoide, por poner unos ejemplos.

Las personas que la sufren, desarrollan los siguientes síntomas: problemas con la memoria, escasa capacidad de concentración, dificultades a la hora de enfocar con la vista frente a un libro o una pantalla y cansancio repentino, disminución de la capacidad de reacción… en definitiva, como tener una bruma en el cerebro que dificulta la realización de determinadas tareas del día a día que requieren un mayor esfuerzo por parte de nuestro cerebro.

Una especia de fatiga mental que no es propia de la edad de la persona que la sufre. De hecho, son muchos los jóvenes que acuden a la consulta de los especialistas porque tienen verdaderas dificultades a la hora de concentrarse para estudiar, después de un tiempo se sienten confundidos y su cerebro no es capaz de asimilar lo que leen. A este respecto, un estudio llevado a cabo por la Universidad de California, apuntaba a que una de cada siete personas menores de cuarenta años presentan estos síntomas.

Pero, ¿cuáles son las causas de esta “niebla en el cerebro”? Pues teniendo en cuenta la patología previa de la que derivarían los síntomas, en principio los expertos hacen mención a nuestro estilo de vida en la sociedad occidental: una dieta inadecuada, la falta de sueño, el estrés, los cambios hormonales o la falta de ejercicio.

Una investigación reciente llevada a cabo en la Universidad de Columbia ha identificado un patrón único de moléculas inmunes en el líquido cefalorraquídeo de personas que sufren síndrome de fatiga crónica y que proporciona información sobre la base de la “niebla en el cerebro”, así como nuevas esperanzas de mejoras en el diagnóstico y el tratamiento. En todo caso, queda aún mucho por investigar, pero como siempre, el mejor consejo es acudir a un especialista en cuanto aparezcan los primeros síntomas que aquí se han descrito.