Son varios los estudios que han puesto de manifiesto que a medida que pasan los años, el riesgo de sufrir una enfermedad cardiovascular va creciendo en las mujeres hasta el punto de que superan a los hombres, en gran medida debido a la disminución de los niveles de estrógeno que regulan la función vascular. Esto ha llevado a parte de la comunidad científica a analizar cuáles son los factores de riesgo que hacen incrementar estas cifras. Un nuevo estudio publicado en la revista Menopause sugiere que comer solas puede contribuir a un mayor riesgo de enfermedad cardíaca en las mujeres mayores.

Los cambios recientes en la sociedad han provocado que cada vez haya más personas que comen solas, incluidas muchas mujeres, bien debido a los horarios de trabajo o al aumento de los hogares. En este último año, la situación ha ido a más debido al distanciamiento social introducido en respuesta a la pandemia de la Covid-19. Además, el uso de los servicios de entrega de comida cada vez es más popular, lo que ha provocado un incremento de las cifras. Y esto está teniendo consecuencias en la salud.

Lo cierto es que el estudio se centra en las mujeres, pero bien valdría para los hombres. Cuando comen solas, las personas tienden a comer más rápido, lo que a menudo conduce a aumentos en el índice de masa corporal, la circunferencia de la cintura, la presión arterial y los niveles de lípidos en sangre, todo lo cual puede aumentar el riesgo de síndrome metabólico y enfermedades cardiovasculares.

Mujer ensalada

Además, también puede afectar la salud mental, de hecho es un factor de riesgo de depresión, que también está relacionada con un mayor riesgo de enfermedad cardiovascular.

Los investigadores de este estudio en el que participaron casi 600 mujeres menopáusicas mayores de 65 años buscaron comparar los comportamientos de salud y el estado nutricional entre las mujeres mayores que comían solas y las que comían con otras personas e investigar la relación entre comer solas y la prevalencia de la enfermedad.

Los expertos concluyeron que las mujeres mayores que comían solas tenían un conocimiento y una ingesta nutricional más deficientes. Más específicamente, se encontró que tenían una menor ingesta de energía, carbohidratos, fibra dietética, sodio y potasio que aquellas que comían con otras personas. Además, las mujeres mayores que comían solas tenían 2,58 veces más probabilidades de sufrir una angina, un tipo de dolor en el pecho causado por la reducción del flujo sanguíneo al corazón y un síntoma de enfermedad de las arterias coronarias. Los resultados muestran la importancia de la educación nutricional y la detección de enfermedades cardiovasculares para las mujeres mayores.