La unidad de España que tanto reclama no la encuentra dentro de su gobierno ni a toda la administración. La presidenta de la Comunidad de Madrid, Isabel Díaz Ayuso, vuelve a ver cómo los máximos responsables de la sanidad que ella lidera le retiran su confianza. Como ahora ya pasa la decena de personas que han abandonado el barco, esta vez lo han disfrazado de una marcha voluntaria. A efectos prácticos son dos dimisiones claras.

En este caso la de Marta Sánchez-Celaya, hasta ahora gerente de la Atención Primaria en Madrid, y la de Bàrbara Fernández, responsable de hospitales. Con ellas dos ya suman doce a las personas que se han marchado o han sido apartadas de sus cargos desde el inicio de la pandemia en el gobierno madrileño.

Las bajas serán sustituidas por Sonia Martínez Machuca, directora asistencial de zona desde el 2018, y Antoni Juan Pastor, un especialista en Medicina Interna que llega desde la Dirección Asistencial del Instituto Catalán de Salud de la Comunidad.

El cementerio de bajas que arrastra es extenso. Si hablábamos de una docena de cargos, siete de estos están relacionados directamente con el ámbito de la sanidad. Yolanda Fuentes, la entonces directora general de salud pública, fue la primera, el 8 de mayo y plena desescalada. La única Gerencia que queda intacta es la del Servicio de Urgencias Médicas de Madrid, SUMMA-112, a cargo de Pablo Cerca Ostaolaza.

Las críticas vienen de dentro y fuera. Organizaciones como la Asociación de Médicos y Titulados Superiores de Madrid llevan desde el mes de mayo exigiendo "el cese inmediato de la cúpula de Atención Primaria ante la pésima gestión" de la crisis del coronavirus. Otras organizaciones, como CCOO Sanidad Madrid, se pronuncian en la misma dirección.