A lo largo de la vida, experimentar sentimientos de duda sobre uno mismo es bastante normal, sobre todo en determinadas etapas como puede ser la adolescencia o la llegada a la madurez. Pero si la imagen negativa persiste y afecta negativamente al desarrollo de la personalidad, o en el trabajo, entonces puede estar produciéndose un complejo de inferioridad de carácter patológico. Estos sentimientos de no estar a la altura de los demás pueden ser reales o imaginarios. Si no se cuestionan y analizan, pueden convertirse en sentimientos más profundos y provocar otros síntomas que afecten a la salud mental.

Las características del complejo de inferioridad van más allá de episodios ocasionales de baja autoestima o preocupaciones sobre las cualidades de cada uno. Implican sentirse continuamente inseguro, compararse continuamente con los demás, experimentar continuos sentimientos de hostilidad, frustración, nerviosismo o agresión, incapacidad para completar tareas y signos de depresión, ansiedad u otros trastornos de salud mental.

A veces se produce una situación inversa, y es que las personas que tienen un complejo de inferioridad muy arraigado desarrollan conductas narcisistas para compensar frente a los demás las verdaderas dudas que tienen de sí mismos. En este caso, se pueden presentar comportamientos como el hecho de ser muy competitivo, querer ser continuamente el centro de atención, ser demasiado perfeccionista, criticar continuamente a los demás y tener problemas a la hora de admitir errores. En el fondo, esta forma de jactarse de sí mismos y exagerar sus logros y habilidades esconde sentimientos de debilidad, impotencia y dependencia.

NarcisistaAlgunas personas con complejo de inferioridad, desarrollan un marcado narcisismo como forma de compensación

Normalmente el complejo de inferioridad se desarrolla debido a uno o varios episodios durante la infancia que han afectado profundamente a la persona. Quienes lo desarrollan, culpan a los demás por sus problemas y atribuyen sus debilidades a factores que no pueden controlar, como la forma en que fueron educados. La mayoría de las veces, estas acciones son una forma de compensar los pensamientos negativos que tienen sobre sí mismos.

Es importante distinguir entre el hecho de aceptar las limitaciones y desarrollar un complejo de inferioridad. El hecho de darse cuenta de que una persona es inferior a otra en algún aspecto o habilidad, no significa interiorizar sentimientos de insuficiencia constante, que pueden conducir a pensamientos obsesivos, como ocurre con las personas que han desarrollado el complejo.

Se suele hablar de dos tipos de complejos de inferioridad. El llamado de inferioridad primaria, que comienza en la niñez como resultado de sentirse indefenso y de ser comparado desfavorablemente con otros. Y la inferioridad secundaria, que se produce cuando los adultos son incapaces de alcanzar sus propias metas subjetivas de seguridad y éxito. Como resultado, los sentimientos de inferioridad remanentes de la niñez pueden intensificarse.

Niño tristeHabitualmente, el complejo de inferioridad hunde sus raíces en los problemas de la infancia

En cualquier caso, cuando una persona lo sufre de esta manera, la mejor opción es realizar una terapia psicológica encaminada a identificar cuáles son esos sentimientos que le hacen sentir inferior y analizar la veracidad de los mismos. El objetivo es neutralizarlos para que no afecten a su vida diaria.