Los beneficios de que unos padres jueguen con sus hijos parecen evidentes. Se refuerza el vínculo entre ambos, es una forma de divertirse, de aprender por ambas partes y de fomentar la creatividad. Pero por primera vez, se ha estudiado científicamente la razón por la que este hecho es positivo y por qué se produce una intensa conexión entre padres e hijos cuando lo hacen. Al parecer, tiene que ver porque se desarrolla en la misma longitud de onda, experimentando una actividad cerebral similar en las mismas regiones del cerebro. 

Así ha quedado patente en una investigación llevada a cabo por un equipo de expertos de la Universidad de Princeton, que analizaron cómo interactúan los cerebros de los bebés y adultos durante el juego, encontrando similitudes medibles en su actividad neuronal. Concretamente, la actividad cerebral de bebés y adultos aumentó y disminuyó al mismo tiempo al compartir juguetes y contacto visual.Niño padre

 

La investigación se realizó en el Princeton Baby Lab, una especie de laboratorio donde se estudia cómo los bebés aprenden a ver, hablar y comprender el mundo. Esta sincronización del cerebro no es algo desconocido. Ya se sabía que se producía cuando una persona, por ejemplo, ve películas y escucha historias que le gustan, pero se sabe poco acerca de cómo se desarrolla esta sincronización neuronal en los primeros años de vida.

Según la investigación, la sincronía neuronal tiene implicaciones importantes para el desarrollo social y el aprendizaje del lenguaje.  Por eso, para estudiar la comunicación en tiempo real entre adultos y bebés, los científicos necesitaban crear un método amable que tuviera como objetivo registrar la actividad cerebral simultáneamente de los cerebros de los bebés y los adultos. Y así lo hicieron mientras ambos jugaban con juguetes, cantaban canciones y leían un libro. 

El estudio

 

El experimento se llevó a cabo en dos tiempos. En el primero, el adulto pasó cinco minutos interactuando directamente con un niño, jugando con juguetes, cantando canciones infantiles o leyendo mientras el niño se sentaba en el regazo de sus padres. En el segundo, el adulto se colocó a un lado de la habitación contando una historia a otro adulto mientras el niño jugaba en silencio con sus padres. 

Se recopilaron datos de 57 canales del cerebro que se sabe que están involucrados en la predicción, el procesamiento del lenguaje y la comprensión de las perspectivas de otras personas. Cuando observaron los datos, los investigadores descubrieron que durante las sesiones cara a cara, los cerebros de los bebés se sincronizaron con el cerebro del adulto en varias áreas relacionadas con la comprensión, especialmente en la corteza prefrontal que gestiona las funciones ejecutivas. Gracias a esto, los niños decodificaron el significado general de una historia. 

Juego niños

En cambio, cuando el adulto y el bebé se alejaron el uno del otro y se relacionaron con otras personas, el acoplamiento entre ellos desapareció. Pero no solo eso, entre los cerebros de adultos y niños forman un circuito de retroalimentación. Por parte del adulto, su cerebro parecía predecir cuándo sonreirían los bebés, por lo que en la relación se influyen mutuamente de manera.