La pandemia de COVID-19 está provocando una situación profundamente difícil para buena parte de la población mundial. Además del miedo al contagio, la afectación y pérdida de seres queridos, se unen las consecuencias psicológicas del confinamiento y la incertidumbre que provoca el no saber cómo se van a desarrollar los acontecimientos, ni cuándo recuperaremos la normalidad en nuestra vida. 

Un estudio llevado a cabo por EAE Business School ha analizado las principales consecuencias de esta crisis en el estado de ánimo, los hábitos y el consumo de las personas, en función de una encuesta online realizada a 675 personas, del 20 al 25 de marzo. 

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De los datos se extraen diferentes consecuencias. En primer lugar, el aumento de la incertidumbre en el estado de ánimo. De hecho, este es el sentimiento predominante en el 64,3% de los encuestados. En buena medida, esto viene derivado de que el 14% de los encuestados cree que es bastante probable que pierda su trabajo y un 70% considera que sus ingresos bajarán. En concreto, un 29,2% cree que “mucho”, mientras que un 40,4% cree que bajarán “un poco”. 

Sin embargo, no tiene una clara equivalencia en un sentimiento de temor ya que, tal y como dice el estudio, aunque se suceden noticias de incrementos de contagiados y muertes, sólo un 26,5% dice sentir bastante (21%) o mucho temor (5%). 

La tristeza tampoco ha aumentado de forma alarmante hasta la fecha, puesto que sólo un 17,5% dice sentirse realmente triste. Y en cuanto a inseguridad, un 5% dice sentirse muy inseguro y un 22% bastante inseguro. Y lo que es realmente llamativo es que el estudio arroja que casi un 50% de los encuestados se siente animado: un 6% muy animado y un 43% bastante animado. Según el responsable del estudio, el profesor Pablo Contreras, “la gente está demostrando mucha resiliencia y una gran fortaleza mental”

La investigación también recoge que la gente más joven es la que muestra mayor porcentaje de sentimientos de miedo, inseguridad, temor y desánimo en general. Sólo un 26,2% de los menores de 25 años se siente animado frente a más de un 50% de los mayores de 36 años.

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Otro dato importante es que, a pesar de que el consumo ha disminuido mucho como es lógico, el presupuesto destinado a alimentación saludable, en cambio, es el que menos disminuye(32,1% de encuestados); un 60,6% afirma que lo mantendrá y un 7,3% que lo aumentará. Y por otra parte, las actividades deportivas también permanecen entre las prioridades de los consumidores. Un 40% disminuirá sus gastos en este servicio pero un 56% lo mantendrá. Por lo tanto, parece que buena parte de la población tiene conciencia de que en estos días en casa hay que adquirir buenos hábitos alimenticios y de actividad física para intentar mantener una buena salud a pesar de la difícil situación que vivimos.