El coronavirus puede transmitirse por la boca, los ojos pero también por la nariz. Hurgarse la nariz puede ser realmente peligroso en época de pandemia y hay una explicación científica. La nariz tiene una serie de sistemas de defensa para mantener los patógenos fuera, incluidos los pelos en la parte frontal de las fosas nasales para bloquear las partículas mayores y la membrana mucosa.

¿Qué pasa cuando rascamos la nariz? Este revestimiento húmedo de la nariz tiene glándulas microscópicas que secretan mucosa en las vías respiratorias en respuesta a invasores extranjeros. Eso incluye cosas grandes como el polen, la suciedad y el polvo y también microscópicas, que incluirían bacterias, y virus como el de la Covid. Cuando tenemos mocos, tendemos a sacarlos y aquí empieza el peligro.

El peligro del moco seco

Hurgarse la nariz puede crear pequeños cortes en los delicados revestimientos epiteliales de la cavidad nasal, por los que se accede directamente a un lecho capilar, que se convierte en el conducto para la infección de partículas virales. De esta manera, aumentan las posibilidades de transmitir los gérmenes de las manos directamente al torrente sanguíneo.

Los sanitarios ponen en el mismo grado de peligro frotarse la nariz o morderse las uñas, masticarse los labios o arrancarse el pelo: son "acciones dirigidas en el propio cuerpo y a menudo se centran en la preparación o eliminación de partes del cuerpo", según el doctor Elias Aboujaoude, profesor clínico de psiquiatría de la Universidad de Stanford en California y director de la Clínica de Trastornos Obsesivo-Compulsivos, en declaraciones en CNN.

¿Tanto nos tocamos la nariz?

Según un estudio del Centro Nacional de Información sobre Biotecnología, se hizo una encuesta a esta pregunta. Y respondieron 254 personas. El 91% se tocaban la nariz de forma habitual aunque sólo el 75% opinaba que casi todo el mundo lo hace.

El 1,2% escogió cada hora como mínimo. Para 2 sujetos (0,8%), frotárselo provocó interferencias moderadas con el funcionamiento diario. Dos sujetos pasaban entre 15 y 30 minutos y uno, más de 2 horas al día. Los "hábitos" asociados incluían coger cutículas (25%), arrancarse la piel (20%), morderse las uñas (18%) y sacarse el pelo (6%).