Generalmente, la osteoporosis es un patología asociada a las mujeres, especialmente después de la menopausia. Pero eso no significa que los hombres no la padezcan. De hecho, se calcula que aproximadamente el 25 por ciento de los pacientes que presentan esta enfermedad son hombres. Y las cifras también dicen que uno de cada cinco hombres mayores de 50 la sufren. 

Por lo tanto, no es una enfermedad exclusivamente femenina, aunque presente diferencias en ambos casos y por lo tanto no se manifiesten de la misma manera en unos y otras. Mientras que en la mujer la osteoporosis es provocada por una destrucción progresiva del hueso, en el hombre se produce generalmente por un déficit en su formación

Osteoporosis rodilla

Tradicionalmente, siempre se había pensado que en los hombres la mayor parte de los casos de osteoporosis se producían como consecuencia del consumo continuado de alcohol y tabaco, así como de ciertos fármacos. Como durante años han sido los hombres los que solían consumir estas sustancias, su incidencia parecía clara. Pero las investigaciones han demostrado que esto no es cierto. Lo cierto es que, al menos, el 50 por ciento de ellos no tienen nada que ver con estos hábitos, sino que se deben a que los osteoblastos –las células óseas encargadas del desarrollo y crecimiento de los huesos– no generan suficiente tejido óseo

La pérdida del hueso comienza a producirse entre los 35 y los 50 años. En la población femenina este proceso se incrementa a causa del déficit de estrógenos provocado por la menopausia. En los hombres también existe una disminución de la concentración hormonal, pero de testosterona, andrógenos adrenales o la hormona del crecimiento.

Una de las razones por las que la osteoporosis se manifieste menos en los hombres es el tamaño de sus huesos, pues son más grandes y largos que en el caso de las mujeres. Esto provoca que, a su vez, las fracturas lleguen más tarde, unos diez años de media, aunque suelen resultar más incapacitantes que en el caso de ellas. 

El problema de la osteoporosis es que, al comienzo y durante las primeras fases de desarrollo de la enfermedad, no se manifiesta con ningún síntoma, por lo que no siempre es fácil de detectar. De hecho, generalmente suele descubrirse en un control rutinario del estado de salud de las personas. Cuando un médico sospecha que un paciente padece esta patología, habitualmente suele prescribir una prueba de densidad mineral ósea, tal y como ocurre con las mujeres. Los resultados se suelen complementar con otros análisis, como los altos niveles de calcio o bajos niveles de vitamina D en la sangre, que pueden causar fragilidad de los huesos. Todo ello permite confirmar el diagnóstico. 

Gráfico osteoporosis

Las revisiones permiten la pronta detección de la enfermedad, lo que conlleva una serie de beneficios, porque permite a los hombres que tienen pérdida ósea leve o más seria que sigan las recomendaciones para mejorar la salud de sus huesos y reducir el riesgo de fracturas.

En cuanto a la prevención, una alimentación equilibrada con un aporte adecuado de calcio, especialmente en las etapas de crecimiento y desarrollo óseo es fundamental, al igual que la práctica moderada de ejercicio físico.