Los expertos del Centro de Investigación en Salud Animal (Cresa), en Barcelona, analizaron hace unos días el cadáver de un gato que pertenecía a una familia de Cataluña afectada por la COVID-19. Había presentado síntomas de la enfermedad: dificultades respiratorias e insuficiencia cardiaca.

Tras hacer el análisis, los expertos encontraron restos del virus en la cavidad nasal y un ganglio linfático cercano al intestino, aunque, según los veterinarios, su muerte tuvo más que ver con la cardiomiopatía hipertrófica que padecía y no por el coronavirus.

No es un hecho aislado. En Estados Unidos, por ejemplo, dos gatos y un perro han dado positivo por la presencia del coronavirus. Los expertos dicen que la transmisión entre personas y mascotas es bastante rara, a pesar de los casos que se han producido. De hecho, todavía no hay evidencia científica de que las mascotas puedan transmitir el virus a las personas. Ni de que les afecte gravemente, de hecho los gatos americanos experimentaron enfermedades respiratorias leves y se recuperaron por completo.

Perro

La Organización Mundial para la Salud publicó una serie de pautas en las que decía que las mascotas como gatos y perros no podían infectarse, pero la realidad ha demostrado que esto no es así. Los científicos aseguran que la información acerca de la COVID-19 va cambiando cada día, a medida que aumentan los casos y las investigaciones. De hecho, ya se aconseja que las personas enfermas con coronavirus tomen precauciones para evitar una mayor propagación entre los animales

Por lo tanto, si una persona de una familia muestra signos de COVID-19, debe tratar a sus mascotas como lo haría con cualquier otro miembro de la familia para evitar el contagio: no se deben tener mascotas en la misma habitación, ni compartir arrumacos ni caricias, limitando al mínimo la exposición. Hay que lavarse bien las manos antes de darles comida o agua y otros artículos con los que el animal suela jugar. Además, se debe tener a los gatos confinados y a los perros hay que pasearlos con una correa y mantenerlos alejados de otras personas y mascotas.

Aun así, hay que estar tranquilos, porque las posibilidades de transmisión, insisten los científicos, son muy bajas. La probabilidad es un poco más alta en gatos que en perros, según algunos estudios observacionales que se han realizado en Estados Unidos, que concluyen que el 10 por ciento de los gatos fabricaron anticuerpos contra el virus. Sin embargo, no es un motivo de preocupación entre la comunidad científica.

Gato tumbado

En pandemias anteriores, muchos tipos de animales contrajeron la infección, pero eso no significa que se la transmitan a las personas. En definitiva, que aunque todavía hace falta mucha investigación para ver que papel juegan las mascotas en la pandemia, hay que centrar más los esfuerzos en la transmisión persona a persona, que es realmente donde está el foco del problema, y no tanto en los animales.