Un equipo de científicos de Gales ha realizado una curiosa investigación acerca de las experiencias traumáticas. El trastorno de estrés postraumático se presenta cuando una persona ha experimentado un suceso que le marca profundamente y se le queda marcado de por vida con una serie de consecuencias que se manifiestan en su carácter, como puede ser una mayor sensibilidad, una hiper activación ante los eventos cotidianos o una incapacidad para desconectarse y relajarse en su día a día.

Los expertos de la Universidad de Cardiff que han llevado a cabo esta investigación y que ha sido publicada en la revista Biological Psychology, se dedicaron a buscar rastros de estos eventos traumáticos en los ojos de un grupo de pacientes que padecían este tipo de efectos consecuencia del estrés post traumático. Midieron la pupila de sus ojos mientras se les mostraban imágenes que pudieran alterarles de algún modo.

Ojo de color verde

Ojo de color verde

La respuesta de las personas que sufrían el trastorno fue diferente a las que no lo padecían, pues sus pupilas crecieron más ante los estímulos emocionales que las del resto. Otro resultado inesperado fue que las pupilas de los pacientes no solo mostraron una respuesta exagerada a los estímulos amenazantes, sino también a los estímulos que representaban imágenes positivas, como emocionantes escenas deportivas.

Según los expertos, esto demuestra que una experiencia traumática, de alguna manera, tiene su reflejo también en nuestros ojos, pues la respuesta de los mismos no es igual que la de una persona que no ha sufrido esta experiencia y ha desarrollado el trastorno.

Teniendo en cuenta que también ocurre esta circunstancia con imágenes positivas emocionantes, está claro que no se trata solo por el impacto negativo, sino porque altera de alguna manera la manera de percibir la emoción por parte de los afectados por el evento. Se trata por tanto de la respuesta ante cualquier estímulo excitante, y no solo amenazante.

Los científicos creen que esta investigación puede resultar interesante en el ámbito de la terapia, porque el uso de imágenes se suele emplear como medio para tratar a este tipo de pacientes. “Esto puede permitirnos usar estas imágenes positivas en los tratamientos, en lugar de depender de imágenes negativas –que pueden resultar a veces muy molestas para las personas y–, por lo tanto, puede hacer que las terapias sean mucho más llevaderas”, aseguran.

Lágrima

 Lágrima

El estudio también pone de manifiesto la carga que llevan de por vida las personas que han sufrido algún tipo de evento traumático y han desarrollado un trastorno por este motivo. Desarrollan automáticamente comportamientos para las respuestas de amenaza y miedo en cualquier contexto emocional incierto, y tienen que lidiar con ello todos los días de su vida, por lo no es difícil entender el estrés que viven ante determinadas situaciones y la necesidad que tienen de desarrollar tratamientos que les ayuden a superar este tipo de traumas.