La vitamina K es una vitamina liposoluble que juega un papel importante en la coagulación de la sangre. Hay dos tipos en los alimentos que comemos: la vitamina K1, que proviene principalmente de las verduras de hoja verde y los aceites vegetales, y la vitamina K2, que se encuentra en la carne, los huevos y los alimentos fermentados como el queso.

Cada vez existe más evidencia de la importancia que tiene para la buena salud del corazón. De hecho, una nueva investigación de la Universidad Edith Cowan (ECU) ha concluido que las personas que consumen una dieta rica en vitamina K tienen hasta un 34 por ciento menos de riesgo de enfermedad cardiovascular relacionada con la aterosclerosis (acumulación de placa en las arterias).

El estudio, que analizó datos de 50.000 personas durante 23 años, demostró que las personas con la mayor ingesta de vitamina K1 tenían un 21 por ciento menos de probabilidades de ser hospitalizadas por enfermedades cardiovasculares relacionadas con la aterosclerosis. En el caso de la vitamina K2, el riesgo de ser hospitalizado fue un 14 por ciento menor.

Este menor riesgo se observó para todos los tipos de enfermedades cardíacas relacionadas con la aterosclerosis, en particular para la enfermedad de las arterias periféricas en un 34 por ciento.

Dolor en el pecho

Una de las investigadoras principales del estudio, la Dra. Nicola Bondonno, asegura que “las pautas dietéticas actuales para el consumo de vitamina K generalmente se basan solo en la cantidad de vitamina K1 que una persona debe consumir para asegurarse de que su sangre pueda coagularse”. Sin embargo, “existe una creciente evidencia de que la ingesta de vitamina K por encima de las pautas actuales puede brindar una mayor protección contra el desarrollo de otras enfermedades, como la aterosclerosis”.

“Aunque se necesita más investigación para comprender completamente el proceso, creemos que la vitamina K actúa protegiendo contra la acumulación de calcio en las principales arterias del cuerpo que conduce a la calcificación vascular”.

El experto de la Universidad de Australia Occidental Jamie Bellinge, también autor del estudio, afirma por su parte que el papel de la vitamina K en la salud cardiovascular y particularmente en la calcificación vascular es un área de investigación que ofrece esperanzas prometedoras para el futuro.

"Las enfermedades cardiovasculares siguen siendo una de las principales causas de muerte y todavía hay una comprensión limitada de la importancia de las diferentes vitaminas que se encuentran en los alimentos y su efecto sobre los ataques cardíacos, los accidentes cerebrovasculares y la enfermedad arterial periférica", afirma.

Ahora toca conocer más acerca del contenido de vitamina K2 de los alimentos, pues existe más desconocimiento. Hay 10 formas de vitamina K2 que se encuentran en nuestra dieta y cada una de ellas puede ser absorbida y actuar de manera diferente.

"La siguiente fase de la investigación implicará el desarrollo y la mejora de bases de datos sobre el contenido de vitamina K2 de los alimentos”, afirma.