La estenosis espinal es una patología que puede causar un importante deterioro de la calidad de vida de una persona. Se produce cuando los espacios entre las vértebras o los huesos de la columna se estrechan y comprimen la médula espinal. Puede ser congénita, presente desde el nacimiento o adquirida, debido a cambios en la columna relacionados con la edad o como resultado de otra afección médica. 

Existen una serie de factores de riesgo, como por ejemplo tener escoliosis, una curvatura lateral de la columna vertebral, exceso de fluoruro o calcio en el cuerpo, padecer artrosis, el desarrollo de crecimientos óseos llamados espolones en las vértebras, la degeneración e inflamación de las articulaciones en la zona, el engrosamiento de los ligamentos que sostienen la columna vertebral…

Estenosis lumbar

Síntomas

 

Cualquiera de estas condiciones puede aumentar la posibilidad de sufrir la estenosis espinal, que suele provocar síntomas muy variados. Los más corrientes son dolor severo, entumecimiento y debilidad. Generalmente comienzan lentamente y empeoran con el tiempo, hasta el punto de que, en casos severos, se puede experimentar parálisis parcial o completa de las piernas.

Diagnóstico

 

Para diagnosticar la estenosis espinal, se ha de realizar una radiografía de la columna vertebral y una resonancia magnética, que puede detectar cambios en los tejidos del canal espinal como alrededor del mismo. Si resultan positivas, a continuación se realiza una mielografía, que consiste en inyectar un tinte en la columna vertebral para diferenciar entre varios tipos de tejido y medir la actividad eléctrica en los nervios y músculos. No existe cura, pero sí que hay una serie de tratamientos que se pueden llevar a cabo para evitar que empeore con el tiempo.

Tratamiento

 

En primer lugar, y para combatir el dolor, se suelen recetar analgésicos e inyecciones de esteroides para reducir la inflamación alrededor de la médula espinal. En algunos casos, el paciente puede necesitar someterse a una cirugía de descompresión espinal para aliviar los síntomas graves, consistente en eliminar los crecimientos óseos y otros tejidos inflamados del canal espinal, liberando espacio para los nervios y la médula espinal. Pero por lo general se suele recomendar llevar a cabo un programa de rehabilitación con ejercicios que ayuden a fortalecer la espalda, los brazos y las piernas.

Flexión

Ejercicios

 

Habitualmente, se recomienda un mínimo de tres sesiones de ejercicio de 30 minutos por semana, con actividades físicas basadas ​​en flexión, que implican doblar la espalda baja hacia adelante. Una vez que una persona ha fortalecido su espalda, puede incorporar otras actividades suaves, como caminar o nadar, en su rutina. Algunos de los ejercicios típicos son llevar la rodilla al pecho acostado boca arriba y con ambas rodillas dobladas, que se puede ampliar rodeando las piernas con los brazos y repitiendo diez veces. También son muy recomendables las rotaciones, que consisten en tumbarse boca arriba con ambas rodillas dobladas e inclinarlas suavemente de un lado a otro dejando unos minutos para que la espalda se estire lo máximo posible.