El ritmo de envejecimiento de las personas de más de 100 años es más lento de lo que se creía y es equiparable al de las que tienen treinta años menos, es decir, el de abuelos de setenta años. Así lo revela un estudio de la universidad de Haifa, que tiene como objetivo descubrir el secreto de la longevidad de la población centenaria. Por eso, ha examinado el incremento de mutaciones patógenas relacionadas con la edad, que se acumulan en varias áreas de los genes de las personas mayores.

Al detalle, para elaborar el estudio sobre el envejecimiento se ha analizado a 551 judíos azquenazíes de Europa y Estados Unidos, que tienen o superan los cien años. Después, compararon los resultados con un grupo de 532 judíos asquenazíes norteamericanos de 70 años o más. Los investigadores han decidido estudiar esta población porque creció a partir de un número muy pequeño de individuos fundadores entre 600 y 800 años atrás, por lo cual es más sencillo distinguir entre un gen y un rasgo a causa de la composición genética más consistente de la población, según explica el periódico digital Ynet Español.

Abuelos - UnsplashUn hombre de edad avanzada coge el bastón / Unesplash

Mutaciones genéticas similares

Acto seguido, los investigadores examinaron diferentes áreas del genoma de un sujeto, especialmente, de las regiones que producen rasgos, proteínas y enzimas, e intentaron encontrar mutaciones a través de un proceso de secuenciación genética. Ahora bien, descubrieron que no existen diferencias entre las personas de 70 años y las de 100 respecto de las mutaciones específicas que causan enfermedades geriátricas.

Así pues, el análisis concluye que, contrariamente a todas las hipótesis, el número de mutaciones patogénicas entre los centenarios es igual al número de mutaciones patogénicas entre los septuagenarios. Además, tampoco encontraron diferencias entre los dos grupos en mutaciones específicas que causan enfermedades geriátricas como Alzhéimer, demencia, Parkinson y diabetes.

El profesor Gil Atzmon, que dirigió el estudio, argumenta que eso se debe a que los procesos biológicos se ralentizan con la vejez.