Muchas mujeres, al llegar la menopausia, comienzan a experimentar un descenso de la libido que afecta mucho a su vida sexual. Es un periodo de la vida en el que se producen cambios físicos y emocionales que afectan a la vida de una mujer en su conjunto, y casi el 70% de ellas experimenta esta inapetencia sexual que deriva, entre otros aspectos, en la caída en los niveles de estrógenos, lo que reduce el flujo sanguíneo a la vagina, volviéndose menos sensible a la estimulación sexual.

Esta disminución del flujo también afecta la lubricación vaginal y la excitación general. Las consecuencias más comunes son la incapacidad de disfrutar del sexo, la anorgasmia y, a veces, el dolor. A todo esto se unen los cambios hormonales, que afectan al estado de ánimo, el estrés, se provocan sofocos y otros síntomas físicos y pueden derivar en la aparición de depresión, ansiedad y problemas para dormir.

Mujer sonriendo

Cuando esto ocurre hay que pensar que existe una solución. En primer lugar, el mejor consejo es acudir a un especialista para que analice cómo todas estas circunstancias afectan a la vida sexual. Porque se pueden tomar medidas para aumentar la libido, tanto mediante cambios en los hábitos de vida e incluso tratamientos médicos.

Uno de los más controvertidos es la terapia de reemplazo hormonal. Consiste en la ingesta de estrógenos solos o con progestina –una hormona sintética con efectos similares a los de la progesterona– y se utilizan para aliviar las consecuencias de la menopausia. En Europa, los utilizan alrededor de seis millones de mujeres, aunque no está exento de polémica. De hecho, un estudio reciente llevado a cabo en la Universidad de Oxford concluyó que el 8,3% de las mujeres que siguieron la terapia sufrió un tumor entre los 50 y los 69 años, frente al 6,3% de las mujeres que no lo siguieron.

Otras opciones pasan por combinar la asistencia a un terapeuta sexual en pareja, que puede implementar cambios en los hábitos de vida que mejoren la libido y la vida sexual en general. El aumento de la actividad física, como hacer 30 minutos o más de ejercicio de forma rutinaria, que puede ayudar a reducir los síntomas, al igual que seguir una dieta saludable. Es aconsejable también cambiar las rutinas sexuales, dedicando más tiempo a la fase de excitación, pudiendo introducir el uso de vibradores u otros juguetes sexuales y practicando la masturbación conjunta.

Pareja

En parejas que experimentan ansiedad porque no se produce el orgasmo, una terapia conductual que funciona es la llamada focalización sensorial, desarrollada por Masters y Johnson en los años setenta. Consiste en la adopción de una serie de fases. En las primeras se debe evitar el coito, promoviendo las caricias en todo el cuerpo para lograr la excitación pero sin la ansiedad que provoca tener que llegar el orgasmo. Al principio se realiza de uno en uno para después hacerlas de forma simultánea. A continuación se pasa a experimentar el orgasmo extravaginal sin penetración, para finalizar fomentando unas relaciones sexuales sin restricciones. El objetivo es exponerse de forma gradual a la actividad sexual disminuyendo la ansiedad, experimentando el placer poco a poco y fomentando la asociación del sexo a una situación agradable para la pareja.