Hace dos días falleció de forma inesperada Jaime Carvajal, consejero delegado de Arcano y marido de Xandra Falcó, a los 56 años. Las primeras noticias apuntaban a que podría deberse a una muerte súbita o un infarto de miocardio fulminante, aunque los detalles concretos todavía no han trascendido a pesar de la importante repercusión que ha tenido la noticia, pues el finado era un financiero de reconocido prestigio en el ámbito de la banca de inversión.

Aunque a veces pueden confundirse, el infarto de miocardio y el paro cardíaco  o muerte súbita no son lo mismo. El infarto de miocardio ocurre cuando el flujo de sangre al músculo cardíaco se interrumpe abruptamente, como resultado de un bloqueo en una o más de las arterias coronarias. Una de las causas que lo pueden producir es la acumulación de placa, una sustancia compuesta principalmente de grasa, colesterol y productos de desecho celular.

Dolor en el pecho

Los síntomas que pueden poner alerta de que se está produciendo un infarto de miocardio es un dolor muy fuerte y la sensación de opresión en el pecho. Se puede producir tras realizar un esfuerzo físico importante, aunque también de forma repentina. A veces el dolor se irradia hacia otras zonas, como la mandíbula, cuello, la espalda, el brazo izquierdo o el abdomen. Es una molestia persistente que suele ir a más y que puede ir acompañada de otros síntomas como sensación de mareo, cansancio, dificultad para respirar o náuseas.

Existen factores de riesgo que pueden desencadenarlo, como la obesidad, la ateroesclerosis, la diabetes, llevar una vida sedentaria, el tabaco o el alcohol. Generalmente existen dos tratamientos, el cateterismo cardiaco, que consiste en introducir una malla o stent en la pared de la arteria coronaria para que la sangre puede fluir de manera adecuada o hacer un bypass, que requiere una intervención quirúrgica para realizara un puente para evitar la obstrucción.

La muerte súbita cardiaca generalmente se produce debido a una arritmia que se denomina fibrilación ventricular, cuya consecuencia es que se genera una actividad eléctrica desordenada. El corazón no es capaz de realizar los movimientos de contracción que caracterizan su funcionamiento, cesa el latido, y no es capaz de bombear la sangre al resto del cuerpo. En esa circunstancia, el riego se detiene y no llega al cerebro ni a los demás órganos, que dejan de recibir oxígeno y nutrientes.

Corazón

Cuando una persona la sufre suele perder el conocimiento y deja de respirar. Si es atendido en estas circunstancias, puede sufrir lesiones cerebrales graves. Si no lo es, la muerte se produce en pocos minutos. El único tratamiento que puede frenarlo es la desfibrilación, que consiste en administrar al corazón una descarga eléctrica controlada mediante un desfibrilador, que reinicia la actividad del corazón para que recupere el latido. Por cada minuto de retraso en su aplicación,  existe un 10 por ciento menos de posibilidades de recuperación. También es adecuado llevar a cabo una reanimación cardiopulmonar. 

En la mayoría de las ocasiones, las causas de la muerte súbita cardíaca tienen que ver con patologías cardiacas que padece el paciente, a veces sin saberlo. Bien puede derivarse de malformaciones, miocardiopatías o problemas con la actividad eléctrica del corazón.