Pocas dietas han despertado tanta controversia en los últimos años como la cetogénica o dieta Keto. Desde que Kim Kardashian la publicitara e hiciera viral tras anunciar que había perdido más de 25 kilos siguiéndola, muchos otros famosos han confesado a través de las redes su adhesión a la misma. Megan Fox, Adriana Lima, Jennifer López o Gwyneth Paltrow son solo algunas de las celebridades que siguen esta dieta.

Megan Fox, Adriana Lima, Jennifer López o Gwyneth Paltrow son solo algunas de las celebridades que siguen esta dieta

En realidad, es bastante más antigua de lo que se piensa. Fue creada por el doctor Russell M. Wilder en 1921 como tratamiento para la epilepsia y consiste en una reducción drástica de los hidratos de carbono en la alimentación con el objetivo de generar un estado de cetosis que provoca la utilización de las grasas como fuente de energía, una situación similar a la del ayuno que fomenta la pérdida de peso.

Raro es el día que no aparece un estudio científico relacionado con la dieta cetogénica. El último, por ejemplo, ha aparecido en la revista Nutrients y concluye que este plan alimenticio reduce la ansiedad por comer o por beber alcohol. Sin embargo, otros estudios apuntan al riesgo de reducir un grupo de nutrientes tan importantes como los carbohidratos de manera radical.

Lo que dice Harvard

Pero, ¿qué dice la Escuela de Medicina de Harvard, una de las más prestigiosas del mundo? Según los expertos de esta institución, la investigación disponible sobre la dieta cetogénica para bajar de peso es aún muy limitada, ya que la mayoría de los estudios que se han llevado a cabo o incluyeron un número muy pequeño de voluntarios o no se extendieron durante el tiempo necesario como para obtener un resultado concluyente.

Harvard reconoce que se ha demostrado que esta dieta proporciona beneficios a corto plazo en algunas personas, incluida la pérdida de peso y las mejoras en el colesterol total, el azúcar en la sangre y la presión arterial. Pero también es cierto, como parece quedar patente, que estos efectos después de un año en comparación con los efectos de las dietas convencionales para perder peso no son significativamente diferentes.

Los científicos de esta universidad norteamericana consideran además que el hecho de eliminar un grupo de alimentos contribuye a la dificultad en su cumplimiento. Además, el hecho de que en algunos casos se permita la ingesta de alimentos ricos en grasas saturadas contradice las recomendaciones de las pautas dietéticas de las instituciones médicas más prestigiosas, puesto que puede tener efectos adversos aumentando el colesterol LDL en la sangre.

Eso sí, si se modifica y se incluyen alimentos bajos en grasa saturada como el aceite de oliva, el aguacate, las nueces, las semillas y el pescado graso, y siempre bajo prescripción médica, puede ser una dieta apta para aquellas personas que tiene dificultades para perder peso con otros métodos. Si se decide seguirla, es necesario controlar cualquier cambio bioquímico en el organismo después de comenzar el régimen, y crear asimismo un plan de comidas que se adapte a las condiciones de salud de los pacientes.