La tos irritativa es una tos seca, muy molesta y persistente, que dura muchos días y que incluso puede causar sensación de ahogo o fiebre. Este tipo de tos es muy habitual durante la primavera, cuando aparecen las alergias causadas por la fuerte circulación de los alérgenos típicos de la época, como el polen, y pueden coincidir con los restos de los virus típicos del invierno, como la gripe que causó una oleada epidémica que tensó los centros de salud el pasado enero, o la de la tos ferina de hace unas semanas, especialmente en Barcelona, donde las cifras de infecciones se multiplicaron por cinco. Sin embargo, según informa La Vanguardia, en algunos centros de salud están notando un aumento de casos de tos irritativa en niños y adolescentes, que también afecta a los adultos, y que se pueden haber acentuado a causa de la falta de lluvias, que provoca que el ambiente se cargue y sea más seco, lo que puede haber ayudado a extender el brote. Estos brotes de tos que se comportan de manera muy similar a la tos ferina y de momento no causan una alarma sanitaria, pero hace falta que los afectados tengan claras algunas pautas de cómo actuar si la sufren.

Un movimiento reflejo de defensa

La tos en los seres humanos es un movimiento reflejo que actúa como mecanismo de defensa del aparato respiratorio. La tos puede ayudar a expulsar un exceso de mucosidad, pero también protege los bronquios y pulmones de la inhalación de sustancias perjudiciales como el humo o las sustancias químicas irritantes, o también del riesgo de atragantamiento. La tos irritativa es una especie de tos no productiva que provoca una irritación de la garganta que resulta muy molesta. No produce ni expectoración ni mucosidad, sino que cuanto más se tose, más se irrita la mucosa faríngea y la tráquea, y causa una sensación que la tos no se puede detener. Aparece también durante la noche, o cuando el paciente está recostado, y al resecar las vías respiratorias, provoca que no se pueda descansar y la persona afectada tenga problemas para dormir. En consecuencia, puede provocar un cansancio a lo largo del día, y también dolores de cabeza, sudoración excesiva y pérdidas de orina.

¿Cuándo hay que ir al médico?

La tos irritativa suele desaparecer por sí misma al cabo de tres semanas y, por lo tanto, no hay que alarmarse si pasan los días y la tos persiste, pero en algunos casos, también se pueden complicar y pueden acabar desarrollando enfermedades más graves, como la neumonía. Cuando más se tose, más se irrita la mucosa faríngea y la tráquea, y por eso, el problema se puede alargar. Por eso, la recomendación ante estos golpes de tos irritativa, si se superan los 20 días, es consultar al especialista. En algunos casos se recomienda la codeína para reducir los ataques de tos, pero dependerá de cada paciente y del origen de la tos. Lo que puede ayudar es tomar algunas medidas como beber líquidos, humidificar el aire, tomar miel o propóleos para suavizar la garganta irritada, hacer vahos o dormir de lado.